El gabinete ministerial de Duque

Vie, 03/08/2018 - 05:43
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza un antiguo refrán popular; en el caso del gabinete ministerial podríamos decir “dime quiénes serán tus ministros y te diré cómo goberna
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza un antiguo refrán popular; en el caso del gabinete ministerial podríamos decir “dime quiénes serán tus ministros y te diré cómo gobernarás”. Conocida la nómina de sus principales colaboradores, se puede hacer un análisis preliminar de cómo podría ser el Gobierno de Duque. Uno de los primeros asuntos en que se ocupa cada nuevo gobernante es la escogencia de sus ministros y colabores más cercanos —ya que de ello dependerá en alto grado el éxito en los diferentes sectores en que está organizado el Poder Ejecutivo—, tarea que había anticipado el presidente electo para mediados de este mes y que casi ha culminado, anunciando a cuentagotas los nombramientos. Iván Duque prometió un gabinete de gente joven, en el que la mitad de los miembros serían mujeres: prácticamente logró ambos propósitos. Sobre lo primero, no resultó fácil designar ministros que a la vez fueran, en promedio, menores de 50 años y tuvieran capacidad, conocimiento del ramo y trayectoria, pero, examinando la nómina, el conjunto de colaboradores reúne esas condiciones. El segundo reto era aún más difícil de cumplir, puesto que en Colombia los hombres suelen tener más oportunidades laborales en altos cargos que las mujeres y por ello encontrar un número suficiente de mujeres que reunieran las exigencias de cada cartera era un poco más complejo. Entre los opositores y muchos líderes de opinión había dos preocupaciones: que el expresidente Uribe tuviera una enorme influencia para imponer los ministros, y que al final, como casi siempre ha ocurrido, el mandatario se viera obligado a adelantar arreglos para llegar a transacciones políticas con los diferentes grupos que apoyaron su campaña. Ni lo uno ni lo otro. Duque actuó con independencia de los partidos y mantuvo una discreta distancia con su jefe indiscutible, lo que no significa que este no tenga cercanos colaboradores dentro del Gobierno. Primó la calidad de las hojas de vida sobre la filiación partidista, aunque, desde luego, este es un gabinete de personas ideológicamente afines al presidente, no como sucede a menudo, particularmente en los regímenes parlamentarios, en donde el jefe de Estado se ve obligado a aceptar la colaboración de sus oponentes para cogobernar con ellos. El gabinete está integrado por profesionales independientes, algunos de ellos con trayectoria política, pero la mayoría con antecedentes técnicos en cada uno de los ramos administrativos. Aunque es clara una tendencia de derecha económica, por cierto, no muy distante de la que adoptaron sus antecesores en la Casa de Nariño, el equipo va más allá del Centro Democrático. Al examinar las hojas de vida de los nuevos ministros y de otros altos funcionarios, podríamos pensar en que estamos ante una típica tecnocracia, lo cual puede resultar provechoso para el actual momento de exasperación política. Duque cumplió su promesa de no entrar en componendas, gracias a que durante su campaña recibió adhesiones, pero no comprometió la nómina. El devenir político de los próximos cuatro años irá definiendo la composición de sus colaboradores, pero por lo pronto no pareciera necesaria la negociación con el Congreso, donde el presidente cuenta en principio con holgadas mayorías en ambas cámaras. Una primera lectura lleva a pensar que, en materia política, prima en el gabinete una línea de centro-derecha; el campo económico se distingue por la defensa de la libre competencia y la ortodoxia fiscal y monetaria, con fuerte participación del empresariado; y el área social cuenta con expertos que pueden enmarcarse como técnicos independientes. Si la visión del conjunto es importante, será necesario mirar con detenimiento qué representa cada uno de los ministros en su respectivo sector. El primer gabinete de Duque marcará el ritmo y la dirección en las principales áreas del Gobierno, y será una prueba de fuego para reorientar la administración en algunos campos y continuar con programas de Estado consolidados en otros. Posesionado el presidente el próximo 7 de agosto y designado el equipo inmediato de Gobierno, sigue tal vez lo más importante: los programas para cada sector, comenzando por la política de paz y la defensa nacional; la anunciada reforma a la justicia; los planes económicos que incluirán otra ley tributaria; el impulso a la producción industrial, agropecuaria y de servicios; la continuación de la construcción de infraestructura y las políticas sociales, incluyendo posiblemente una reforma pensional. En los siguientes 100 días, antes de terminar el año, el país podrá saber cuál será el destino de la nueva administración.
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