¿El dilema moral o el poder del contexto? La duda de cómo actuar frente a una verdad que se intuye de una persona pero que puede afectarla de una manera tan fuerte que es mejor que sacrifique su libertad antes que dicha verdad sea revelada es lo que plantea Schlink en esta bella y corta historia de final agridulce.
Cuántas veces el temor a los demás, quedar expuesto ante una sociedad frente a las propias limitaciones, obliga a un individuo, en este caso la protagonista Hanna, a llevar a cabo en su vida actividades en donde dicha limitación pueda pasar desapercibida. Incluso, llegar a ser guardiana de campos de concentración y actora pasiva, pero actora a su vez a pesar de la obediencia debida, de la más metódica destrucción de seres humanos conocida. También refleja el comportamiento de una sociedad que en su catarsis busca redimirse de un pasado ignominioso a través de chivos expiatorios. Igualmente, muestra el esfuerzo personal por superar las limitaciones y la angustia a conocer nuevos mundos después de años de encierro y soledad. Y también, los recuerdos de la adolescencia y su impronta, cuando son vividos con pasión, en las relaciones futuras.
Schlink, en la realidad juez en Alemania, refleja en su breve novela, no por eso profunda y emotiva, su visión de jurista imparcial, con sus dudas y formalismos. Lo hace a través de la mano de Michael, quien va narrando su vivencia personal. Transcurre el relato desde la experiencia temprana en postguerra con el encuentro con Hanna, una mujer mucho mayor que él, que le permite explorar y descubrir la pasión del cuerpo después de rutinas de lecturas de variedad de libros. Posteriormente, el paso por la facultad de Derecho donde asiste al Juicio de Hanna, acusada por su condición de miembro de las SS, de crímenes atroces; y finalmente, en el intercambio no epistolar, sino de cintas grabadas, de lecturas de libros y libros por más de quince años, hasta su encuentro final
Al final quedan más preguntas que respuestas. Sin duda la buena literatura no es un catálogo de recetas sino las vivencias del espíritu humano, siempre lleno de dudas, certezas, tristezas y alegrías.
La novela sin duda es mejor que la cinta nominada y premiada en varios festivales de cines en 2008, en donde incluso sus dos protagonistas fueron nominados a los Premios Oscar 2009, lo cual no es óbice para verla y disfrutarla.