El pasado 27 de enero en un reportaje publicado por El Espectador, el experto de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Adam Isacson, dejó entrever que el Gobierno del presidente Santos ha descuidado el Plan Nacional de Consolidación (PNC), un mecanismo diseñado con el propósito de consolidar los objetivos de la Política de Estado de la Seguridad Democrática, instituida por su antecesor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Sostiene el experto que “el Plan de Consolidación está en peligro de marchitarse por falta de impulso político y de apoyo de alto nivel, y lo peor de todo, se ha burocratizado”. Añade en la entrevista que “Uno lo ve pasar con el Plan Consolidación y también con otros proyectos del gobierno Santos, como la restitución de tierras. Pasan una ley, aprueban un Conpes, una presentación de Power Point perfecta, que se ve muy bien en Washington cuando vienen a vender un programa, pero en Meta y Putumayo solo se ve una oficina, y unos funcionarios que andan perdidos, sin presupuesto y con debilidad frente a quienes son los verdaderos poderes políticos de las regiones..,” Grave el asunto, viniendo estas afirmaciones de Washington.
La verdad sea dicha, el Plan de Consolidación fue forjado por el General Freddy Padilla y el economista y especialista en desarrollo agrícola Álvaro Balcázar. Nació como una necesidad de fortalecer los esfuerzos militar, policial y antinarcóticos y los esfuerzos en el área social, de justicia, desarrollo económico e institucional del Estado en 16 zonas estratégicas del territorio nacional que eran subyugadas por la guerrilla y el narcotráfico y que fueron recuperadas por nuestras fuerzas militares. El viceministro de Defensa de entonces, Sergio Jaramillo, se encargó de impulsar la estrategia entre las instituciones públicas del Estado y los organismos de cooperación internacional, con el fin de direccionar unos recursos para atender los programas de inversión.
Seguramente, esa será la estrategia que el ahora negociador del proceso de paz con las FARC, Sergio Jaramillo tiene pensado aplicar a las Zonas de Reserva Campesina que las FARC han propuesto crear para sembrarlas de coca, marihuana y amapola, dizque con fines terapéuticos y medicinales. ¡Hágame el favor!
La molestia en Washington y en los empresarios del campo colombiano no se hizo esperar. Todos han manifestado su descontento e inconformidad con el manejo improvisado y politizado que el Gobierno Santos le ha dado al asunto. Primero le trasladaron el programa a Bruce Mac Master, director de Prosperidad Social, entidad que ha tenido serios problemas para aterrizar los programas de inversión social, acto seguido cambian al Director del programa (experto en el tema) por un veterinario sin liderazgo y experiencia que había manejado la campaña a Santos en Nariño y de paso crearon a través del DNP unos acuerdos políticos llamados “Contratos Plan” para articular recursos y acciones para el desarrollo de los territorios, que en los casos de los Montes de María y la Sierra Nevada de Santa Marta, solo han servido para justificar los altos honorarios de un “cartel de consultores” que no han sido capaces de mostrar resultados concretos en la recuperación económica de dichas zonas.
No contentos con los desaciertos anteriores, redujeron la cobertura geográfica del Plan (de 120 a 53 municipios), lo que trajo como consecuencia un tijeretazo de la ayuda de los Estados Unidos, que en el Gobierno de George W Bush alcanzó los 620 millones de dólares frente a 332 millones aprobados por la administración Obama.
Sin duda alguna, estas señales equívocas han marchitado la política de Estado de la Seguridad Democrática que tanta tranquilidad nos trajo a los colombianos. Da la sensación que Santos ha perdido las riendas.
@indadangond
El marchitamiento de la Seguridad Democrática
Mar, 12/02/2013 - 01:01
El pasado 27 de enero en un reportaje publicado por El Espectador, el experto de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Adam Isacson, dejó entrever que el Gobierno del preside