El supuesto cáncer de Uribe Vélez

Lun, 03/03/2014 - 14:25
La versión que circula en altos círculos sociales parecía confirmarse cada vez que alguien le veía la cara de cerca: Uribe tiene cáncer, en la cara, exclamaban con pavor las señoras.

Algunos
La versión que circula en altos círculos sociales parecía confirmarse cada vez que alguien le veía la cara de cerca: Uribe tiene cáncer, en la cara, exclamaban con pavor las señoras. Algunos admiradores del exmandatario parecían descifrar el por qué de la pasión suicida de Uribe por la política. Si le quedaban pocos meses de vida había que gastársela a plenitud en lo que más le gustara, en su caso la política y los caballos, creo que en ese orden. El asunto, interpretado en política, tiene dos caras: por un lado despierta lástima y ganas pavorosas de votar por él en las siguientes elecciones, para cumplirle su último deseo. Al otro lado se ubican quienes dicen que lo malo de Uribe se está reflejando en su rostro. Para unos y otros (amigos y detractores) Uribe explica que lo que tiene es carate. En suma, Uribe es caratejo, enfermedad cutánea que no respeta color político ni clase social o económica. Julio Oñate Martínez, en una investigación sobre el tema, dice que el padecimiento era corriente especialmente en la gente del Cesar. Y hay caratejos en los vallenatos como también nombran gallos y toros, por el color de sus plumas o sus pieles. (En el Huila eran famosos los cotudos de Timaná). (Una pregunta por resolver: ¿también es caratejo William Vinasco?) Uribe se burla del tema y dice que “es cuestión de los años”. No sólo se volvió caratejo sino que es peliblanco y abuelo. “A mí me pasa lo de aquel cuento de García Márquez, que está en esa colección de 12 cuentos peregrinos, él dice por allá en un pasaje que el ser humano envejece más rápido en el espejo que en la vida real. Yo me dispongo frente al espejo a pasarme una máquina de afeitar, me veo el pelo blanco y me acuerdo de la cédula, de 61 para 62, el corazón de abuelo me late, pero me salgo del espejo y me siento duro. Digo, el país tan generoso conmigo que me eligió presidente dos veces, ¿me voy a quedar de jubilado? ¡No! ¡A la lucha por los colombianos! Y con toda la buena fe y el entusiasmo”. ¿No le duele nada? (Risas) No sé si usted está de médico para observar qué me duele. Por fortuna, nada me duele. Es que algunos amigos suyos se preocupan por las manchas que le han salido en la cara… Fui vaquero en la finca. Desde niño, cuando salíamos de vacaciones mi padre nos hacía ir a la finca y trabajábamos de sol a sol. En esa época no había antisolar y era otra generación. Si los hijos hombres de mi casa le hubiéramos dicho a mi papá que nos íbamos a poner un bloqueador, para él habría sido un escándalo. Entonces me empecé a poner cremas por receta médica ya viejo. Por eso las manchas. Pero esas cosas son las heridas que honran al soldado, estimado Edgar. No tiene, entonces, una enfermedad grave en la cara…. No, tengo una queratosis y cuando hay que curarla las curan. No hay ningún misterio. Inclusive cuando me queman una mancha de esas, me piden quedarme en casa, no salir a la calle, pero me voy sin ninguna vanidad y sigo la campaña común y corriente. A eso no hay que ponerle misterio. ¿Qué es la queratosis, cómo se le manifiesta a usted? Recordará usted que los mayores, que también sufrían de eso, porque tampoco tenían antisolares, se les hacía ahí unas pecas y a algunos les desgastaban. ¿Y a eso le llamaban carate en su momento? Sí, mi tío José tenía de eso, mis padres le decían caratejo. ¿Y al paso que vamos le pueden decir a usted lo mismo? Hoy tenemos médicos que curan eso. Uno tiene que mirar otras cosas, aprender de la vida y es desprevenir el alma y aprender a gustar de si mismo. Y hasta burlarse de uno mismo. Acepto complacido y me río mucho cuando me imitan VargasVil y el hijo de Oscar Iván, David, un muchacho muy inteligente y valioso. Si soy caratejo no me preocupo….le insisto que no me duele nada. @ARTUNDUAGA_
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