Acabo de releer a Abelardo De la Espriella sobre “el tirano”, aquí en Kienyke –donde ha venido comentando la actualidad desde hace varios años- y encuentro su columna igual de apasionada y desmesurada que muchas, con la diferencia (enorme) de que esta vez invita a acabar con la vida del presidente -o dictador- Maduro, de Venezuela.
Sin volver sobre sus argumentos (Joaquin Robles habló del corazoncito “para” de De la Espriella) podría decirse que es la opinión de un ciudadano “extremo” que pone su firma, expone su nombre, se juega la vida y expresa un criterio para muchos disparatado, pero para otros –que apenas lo piensan- la respuesta contra el opresor, sin que yo comparta esa vía.
Hay quienes no se inmolan amenazando y proceden clandestinamente. La vida colombiana está repleta de “autores intelectuales” de muchos crímenes que quizá le dieron la mano a su víctima el día anterior. O incluso le lanzaron algunos elogios. La muerte de varios personajes de la vida nacional, en la historia reciente (Alvaro Gómez Hurtado) y antes la de Jorge Eliécer Gaitán, para no abundar en decenas de nombres, pone de presente que el anonimato es el arma más usada.
De la Espriella (exótico en su ropa, quizá en su vida) se lanzó al ruedo con semejante “propuesta”, embriagado de dolor y odio por la situación de millones de venezolanos, asesinados a diario por el régimen de Maduro. Y probablemente espoleado por Jaime Baily, con quien se despacharon a dúo en televisión “contra el tirano”.
No es para celebrar el planteamiento del polémico abogado, pero se trata de una opinión. Y lo digo a riesgo de que a él lo sigan llamando asesino y a mí perturbado, por terciar en una discusión donde Abelardo está siendo linchado.
Es respetable la decisión de El Heraldo y su director, Marcos Schwartz, que optaron por cortarle “el chorro” a su columnista dominical, pero en esto de criterios yo pienso que –como se dice de los guerrilleros de las FARC- mejor que sigamos hablando, así se trate de barbaridades.
“Películas colombianas”, en twitter, sugiere con humor por su parte que a Maduro hay que matarlo “así sea con la mirada” y lo ilustra con una foto y los ojos “matadores” del abogado en cuestión.
