Enfrentando al tirano acá y allá

Mié, 15/07/2015 - 15:04
Una joven leona en medio de hienas se atreve a enfrentar a un feo y furioso león al que todos le temen. Las hienas se impacientan por atacar a la pequeña leona pero un gesto del león las hace mante
Una joven leona en medio de hienas se atreve a enfrentar a un feo y furioso león al que todos le temen. Las hienas se impacientan por atacar a la pequeña leona pero un gesto del león las hace mantenerse quietas apenas mostrando sus inmundos colmillos. A la pequeña leona se le nota el miedo y no es para menos: un solo gesto y las hienas caerán sobre ella. Pero le bulle la sangre por dentro y nada la detiene para decirle al gran león que es un tirano, que es un ladrón. Ni en películas animadas he encontrado una heroína tan admirable como esta pequeña leona de nombre María Corina Machado. ¡Qué mujer! ¡Por Dios, qué mujer! Pequeñita, hermosa y valiente. El video que circula por las redes en donde podemos verla enfrentando al tirano debería ser mostrado en todo el mundo como ejemplo de la fortaleza escondida que sale a la luz en algunas personas cuando tienen que defender con dignidad a su gente, a su pueblo, a su país, a su familia, a sus amigos. El horroroso león es Chávez el tirano, el causante de todos los males de Venezuela y de los países que vendieron su independencia por unos barriles de petróleo y del nuestro desde que sus socios, las FARC, y su nuevo mejor amigo, Santos, decidieron repartirse a Colombia en casa del tirano entre tiranos, Fidel Castro. El escenario en donde trascurre este suceso es la Asamblea Nacional de Venezuela, nido de ratas que se alimentan de las sobras que les han venido dejando los poderosos que se han robado al país más rico de América Latina. Y las hienas son los diputados. El tirano comienza burlándose de María Corina: “Le entrego la banda y hasta un beso le doy”, dice con su misoginia habitual y, con una sonrisa cínica que surge en medio de su inflado rostro, remata con estas palabras: “Claro, con todo respeto lo digo”. Pero ocurre lo inesperado: la heroína se levanta y toma la palabra dejando confundido a todos: “Llevamos ocho horas escuchándolo describir un país muy distante del que estamos sintiendo todas las mujeres y las madres venezolanas”, y las hienas se alborotan y comienzan a abuchear. Entonces el gran tirano, con falsa ecuanimidad, dice “Por favor, por favor…” y sus esbirros entienden que hay que contenerse y guardar silencio ya les llegará el turno de ir sobre la pequeña presa. María Corina le reclama a Chávez, no sin cierto temor –podrán imaginar lo que significaba hablarle de frente al tirano-, que hay desabastecimiento y que hay una Venezuela decente que no quiere ir al comunismo, una Venezuela de solidaridad, una Venezuela de justicia, una Venezuela de superación. Y levanta su voz para que sea escuchada cuando recomienzan los abucheos: -Como puede hablar que respeta al sector privado cuando se ha dedicado a expropiar que es robar. -¿Robar? -pregunta el monstruo. - Si -responde la heroína-, las propiedades de empresarios, comerciantes y hasta pequeñas posadas. Dígale la verdad a Venezuela. Aquí hay una Venezuela decente que quiere una transformación profunda en este momento cuando hay que enfrentar con seriedad y responsabilidad este desafío histórico que tenemos por delante. El tiempo se les acabó es el momento de una nueva Venezuela. El tirano comienza a burlarse del corto discurso de apenas minuto y medio de la heroína frente a sus ocho largas y tediosas horas de mentiras y vanidades: -Está fuera de ranking para debatir conmigo- le dice y las hienas se alborotan ovacionando a su rey, el asqueroso león que destruyó un país que parecía indestructible, se levantan a aplaudir y enloquecen ante las estúpidas palabras de un desvergonzado tirano que desde su inmenso y maldito trono podía aplastar con un dedo a la joven heroína que no tiene otro medio de defensa que un alma llena de los anhelos de libertad de su pueblo. Esto ocurrió hace tres años. A María Corina Machado no han parado de golpearla y ultrajarla pero ella se ha crecido con cada batalla. Ahora, con la ilusión ingenua de ganar unas elecciones que se las quieren robar allá como acá, de eso no hay duda, le han quitado el derecho de presentarse como candidata inhabilitándola por doce meses que no es sino uno entre los miles de trucos que tienen preparados para ocultar el gran fraude que se avecina. ¿Quién en Colombia tendrá el valor de decirle de frente a Santos -parafraseando a María Corina- que hay una Colombia decente que no quiere ir al comunismo, una Colombia de solidaridad, una Colombia de justicia, una Colombia de superación? ¿Dónde estará el alma valiente que llame a rendir cuentas al tirano en potencia antes de que destruya a Colombia siguiendo los pasos del otro tirano que acabo con Venezuela? ¿De dónde saldrá quien le exija a Santos decirle la verdad a sus compatriotas y al mundo? ¿Quién será el que le recalque que aquí, como allá en Venezuela, hay una Colombia decente que quiere una transformación profunda ahora, cuando hay que enfrentar con seriedad y responsabilidad este desafío histórico que tenemos por delante? Y que le diga sin miedo, siguiendo las palabras de María Corina, que el tiempo se les acabó y es el momento de una nueva Colombia.
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