El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) desde hace un tiempo, y particularmente desde el Gobierno de Santos viene extraviado, está como perdido de lo productivo porque lo enfocaron a lo social. Lo desorientaron.
No tuvo grandes apuestas ni se concentró en incrementar la competitividad y rentabilidad agraria, ni en la inserción a los mercados particularmente de los pequeños productores ni en la sostenibilidad del sector. Ello es tan así que los rendimientos por hectárea de, por ejemplo, el café, maíz, yuca y arroz se rezagaron frente a los promedios mundiales y lo mismo ocurrió con la leche y la carne.
Lo social, sus movilizaciones y protestas impusieron la política pública agraria y por eso el Ministerio andaba de paro en paro suscribiendo compromisos sociales, comprometiéndose con lo que no podía cumplir, gastando su presupuesto en la coyuntura, o sea en ayudas directas a los productores y subsidios al precio y casi nada en la estructura, es decir en dotar de bienes públicos al sector como son la seguridad jurídica de la propiedad rural y la infraestructura productiva.
Y para mientras tanto los costos de producción aumentando, la rentabilidad bajando y los productores quebrándose.
La fuerza de la inercia, esa que trae el MADR de lo social, nunca hay que infravalorarla porque la inercia es cómoda, no requiere esfuerzo y no tiene resistencia dado que no implica cambios y así invita al sesgo del statu quo que es, ni más ni menos, la tendencia general a aferrarse a la situación actual y que por lo mismo, impide cambiar.
Ese desafío, el de la inercia, el statu quo y la postergación tendrá que vencerlas pero no necesariamente de rompe sino con argumentos y guardando el equilibrio entre lo productivo y lo social o, mejor, atendiendo lo social con lo productivo mejorando rentabilidades, aumentando la tasa de inclusión de los pequeños a los mercados e incrementando sus ingresos y con la provisión, por supuesto, de bienes básicos sociales.
Los compromisos adquiridos por el anterior gobierno tomaron proporciones gigantescas e incumplibles, tienen preso al Ministerio, lo desviaron del foco y minaron al territorio nacional con bombas de movilizaciones sociales. La minga del Cauca es una muestra de ello y los paros que vendrán en un año electoral, reafirmarán lo aquí dicho.
Incumplibles son los compromisos con la comunidad étnica y los adquiridos en el diálogo social como también los del punto 1 de la Habana, el de la Reforma Rural integral, porque el marco fiscal de mediano plazo no lo permite y la debilidad institucional de las Agencias del sector tampoco.
Las mesas constituidas para el diálogo social proliferaron y los compromisos adquiridos en ellas también. Existe la Mesa Única Nacional de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular; la Comisión Nacional de Territorios Indígenas; la Mesa permanente de Concertación y 14 mesas más que desgatan al Gobierno, le formulan la agenda, comprometen su presupuesto e impiden que el MADR cambie de rumbo, que se mueva de lo social a mejorar la productividad, sostenibilidad y rentabilidad del agro.
Está siendo hora, aunque tarde es, que el Presidente Duque diga cómo recibió el sector, sincere las cuentas y explique que es cumplible y qué no de los compromisos que heredó.
@enriqueha
Extravío y rumbo de Min Agricultura
Jue, 04/04/2019 - 04:50
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) desde hace un tiempo, y particularmente desde el Gobierno de Santos viene extraviado, está como perdido de lo productivo porque lo enfocaron a l