La disparatada justicia en el caso Colmenares

Resulta delirante lo que está pasando con el llamado caso Colmenares, la muerte de Andrés, un joven universitario que sepultan tras un supuesto suicidio y después –al exhumar el cadáver– descubren que hay fundamentos para conjeturar un asesinato. El más reciente episodio fue la detención, por dos días, del abogado Jaime Lombana, ordenada por un juez que –al parecer– sintió que el defensor de la familia Colmenares lesionaba, con sus palabras, la diamantina majestad de la muy respetada justicia colombiana. Luis Alfonso Colmenares me dijo, triste pero no abatido:“Estamos supremamente preocupados. Todas las decisiones tomadas van en dirección de sancionarnos a nosotros. A mí me impusieron una multa, al doctor Lombana un arresto de 48 horas, y en cambio los procesos llevan cuatro años sin que se resuelva nada”. Colmenares insiste que a su hijo lo mataron. La contraparte asegura que se accidentó. “Ellos sí pueden denunciar penalmente a la doctora Marta Lucía Zamora, denunciar penalmente al fiscal González, denunciar penalmente a todo mundo buscando la manera de reprimir, de atemorizar, de generar miedo entre nosotros, a mí, a mi esposa, al abogado, a los que defendemos el derecho de reclamar justicia por la muerte de nuestro hijo”. El señor Colmenares no se deja amedrentar. Dice que está dispuesto a quedarse sin patrimonio, perder su libertad “pero mientras respire, mientras esté vivo, no me voy a callar pidiendo justicia”. “Yo no le tengo temor ni al abogado Granados (que se presenta a las audiencias protegido por diez guardaespaldas) ni a los que le pagan. Lo que observo es que de alguna manera los jueces le siguen la cuerda. ¿Cuál es el miedo que le tienen? ¿Es que acaso él es el dueño del derecho? ¿Él es el dueño del conocimiento jurídico? ¿Quién ha dicho?”. Colmenares observa que su familia lleva cuatro años con Granados del otro lado ejerciendo acciones dilatorias en todo momento. “Mire que el proceso contra el joven Carlos Cárdenas empezó de último, casi que dos años después. Ya estamos próximos a una audiencia de alegatos de conclusión y de ahí lo que sigue es el fallo. En cambio en este caso donde está el abogado Granados con toda su gente, llevamos cuatro años en lo mismo y esto nada que se inicia. En cambio él sí actuando, ejerciendo presiones, radicando memoriales, pidiendo sanciones, y no se dedica a lo que realmente corresponde que es que se lleve a cabo el proceso conforme debe ser y que el juicio se inicie. ¿Cuál es el miedo que él tiene? ¡Que se deje de tanto culillo y que se enfrente al juicio!”. Es evidente que el país está agotado con una novela judicial que no termina, le comento. “Por supuesto que sí –responde, sin ambages– y uno lo va observando a través de los medios, las redes sociales, en todo sentido, la gente se expresa molesta. Eso termina cansando a la gente, pero por lo menos en mi caso yo no voy a descansar un minuto llevando a cabo todo lo que tenga que ver para reclamar la justicia en el caso del crimen de mi hijo, que lo mataron. Qué siente Luis Alfonso Colmenares: ¿rabia?, ¿impotencia? “De todo, de todo. Usted no se imagina todo el esfuerzo que tengo que hacer, morderme la lengua para mantener el equilibrio y no tener que acudir a lo que muy coloquialmente se denomina como justicia por mis propias manos, porque nosotros hemos sido más que civilizados”.