En su columna del viernes anterior en El Espectador, la periodista Claudia Morales denunció con un relato estremecedor que fue víctima de una violación sexual, calló por mucho tiempo, pero gracias a lo que se vive en EE. UU. con el tema del #MeToo y a la denuncia contra el también periodista Gustavo Rugeles, tomó la decisión de hablar.
Demostró que es una mujer valiente, valiosa, sincera, con comprensibles secuelas que se traducen en miedo, dado el poder de su agresor a quien no quiso denunciar, a su juicio: “Esa persona expuesta a la luz pública, es capaz de destruir todo”.
Tal vez no alcanzó a avizorar que dejar al país en vilo puede generar muchos rumores que ponen en entre dicho a sus otros jefes, implicados sin tener nada que ver, pero su argumento de silencio es tan válido como respetable, cada quien es dueño de sus temores, más cuando se tiene una hija.
Aunque quedan en el ambiente muchas preguntas que no pueden ser disimuladas, simplemente porque, como ella misma dijo: “Lo vemos y lo escuchamos todos los días”. No se trata de amarillismo, se trata de un Harvey Weinstein colombiano y es sumamente grave. Un mensaje discutible, sobre si vale la pena denunciar en un país donde nadie lo hace, ni siquiera el robo de un celular, es evidente que Claudia entiende el grado de impunidad de su abusador; sin embargo, aunque tuviera sus razones para no hacerlo en su momento, muchas mujeres pueden tomar el mismo camino, denunciar a medias.
Este caso, es un reto para la sociedad, más hoy, cuando las mujeres están empoderadas, hablando y denunciando todo tipo de agresiones, para que no se sigan repitiendo. La obligación de un periodista es investigar confrontar y denunciar, pero, si con el tema de Claudia Morales se va a imponer la autocensura por su carácter de periodista o solidaridad de gremio, se puede caer en una contradicción que no le conviene a nadie.
Felix de Bedout trinó: “si una mujer valiente como Claudia Morales no identifica a su agresor es porque conoce muy bien el nivel de impunidad con que actúa y la capacidad de intimidación, el silencio es para proteger a su familia, y ese silencio le duele más a ella que a nadie”.
Es un debate que no se puede eludir y le corresponde a las autoridades dar con el paradero de este tipo, “él” hoy debe estar asustado, cabe la posibilidad que no haya sido la única víctima, es casi seguro que otras estén sufriendo la misma pesadilla.
Al respecto, Claudia Palacios, periodista de CityTV trinó: “A Claudia, gracias por su valentía, solidaridad con su dolor. A otras que han sido violadas por “Él”, ojalá alguna que no se ponga en riesgo lo desenmascare. A los colegas que creemos saber quién es “Él”, ¿qué hacemos? ¡Cómo decirlo sin pruebas, pero cómo callar!
Es una situación muy compleja, sobre todo por la situación personal de Claudia que tomó un gran riesgo y no podemos pedirle más, la obligación de todos y del gobierno colombiano es proteger a esta valerosa mujer, quien le ha dado una lección a nuestra sociedad, tan necesitada de que las caretas caigan, según apuntan las pistas que ella misma dio, lo pertinente sería que este caso no quede sepultado por más doloroso que sea, ya la Fiscalía está pensando en iniciar una investigación para lograr resultados y que no quede una veladura histórica dimes y diretes.
@JACOBOSOLANOC
La grave denuncia de Claudia Morales
Lun, 22/01/2018 - 04:02
En su columna del viernes anterior en El Espectador, la periodista Claudia Morales denunció con un relato estremecedor que fue víctima de una violación sexual, calló por mucho tiempo, per