No solo el asesinato, el secuestro, el robo, la tortura, etcétera, quedaron ratificados como conexos al delito político, sino la violación infantil, según decidió el 15 de agosto la Corte Constitucional, en un fallo tan polémico como la sentencia del delincuente presidente de la Corte Suprema, Leonidas Bustos, en mayo de 2009: “Si la víctima no opone resistencia a su agresor, el sexo es consentido”.
La Corte se justificó diciendo que “las penas dentro de la JEP no se aplican por la naturaleza del delito, sino por el grado de justicia, reparación y verdad” y Pilatos se lavó las manos.
Es otro coletazo de la “paz” de Santos, quien equiparó a las FARC como un Estado en guerra contra Colombia y a sus terroristas como soldados. Logró su Nobel y creció a las FARC.
Hoy la nación muestra su escándalo, incluso la mitad que aprobó el Sí de los acuerdos, aunque Semana, La W, Caracol, El Tiempo, El Espectador, etc., defensores del adefesio, le dan poca difusión al hecho. ¿Es que no sabían los “amigos de la paz”, que para las FARC y demás terroristas, la mujer, sin importar que tan niña sea, es un botín de guerra?
Solo entre 2008 y 2012 se contabilizaron 48.915 víctimas de violencia sexual menores de 18 años, y entre ellas 232 de niñas y niños con edades entre los 5 y los 13 años, cuyos casos investigó la Fiscalía, según expuso en julio de 2016, el Fiscal encargado Jorge Perdomo.
La pedofilia de las FARC está documentada en infinidad de documentos, como en los testimonios que obtuvo la V División del Ejército entre 2002 y 2004; en los análisis de la ONU entre 2002 y 2012 y en muchos más, que escasamente tienen cabida en el CINEP, del padre de Roux y en el Centro de Memoria Histórica, que están en manos de historiadores y sociólogos mamertos, cuyo interés es presentar al Estado y las fuerzas armadas como los mayores depredadores y culpables del conflicto.
A los terroristas de las FARC les basta acudir a la JEP y reconocer que en uso de su protesta revolucionaria contra el Estado, violaron una niña de siete años, sobre el cadáver de su padre, para salir libres a reclamar sueldo de senadores.
Leer los incontables testimonios de las pequeñas víctimas, produce estupor y en el Centro de Investigaciones de la Universidad Sergio Arboleda, encontramos el de Lucía: “Me violaron desde los 9 años. Recuerdo que los guerrilleros violaban a las mujeres jóvenes, las obligaban a acompañarlos a sus fiestas. A las que se negaron las mataron” Y otros:
"En 1995, cuando tenía 14 años, un guerrillero de las Farc me amenazó porque mi hermano prestaba el servicio militar. Cerca del cementerio, él y otros tres guerrilleros. Me violaron por turnos y me dijeron que mi hermano se merecía ese castigo. Yo era virgen…”.
“ ‘John 40’, máximo cabecilla, pedía que le llevaran niñas guerrilleras de 12 y 13 años para acostarse con ellas, vírgenes. Le tenía pavor a contraer una enfermedad venérea".
“Tenía 15 años, vivía en la Vega de Cáchira, Norte de Santander en enero de 1997, fui abusada por la guerrilla con otras 15 mujeres. Mataron a los esposos y a otros los amarraron porque se metieron a defendernos”.
Vanessa García ingresó a los 9 años y sufrió abusos sexuales sistemáticos por parte del “Paisa” Oscar Montero, de la Columna Teófilo Forero y cerebro del atentado a El Nogal. Quedó embarazada en tres ocasiones y la hicieron abortar. Dice Mireya: “El “Paisa”, me violó a los 11 años, y me obligó a abortar tres veces.”
Pastor Alape, senador de la República, reclutó a Sara Morales cuando tenía 11 años, quien asegura, siempre tuvo "compañeras sentimentales menores de edad". "Él llegó una vez a emborracharse durante dos o tres días y quemaba tiros a lo loco en todo el caserío de La Matilde. Después de eso a dos, tres, cuatro, cinco o seis peladas (niñas) se las llevaba a tener toda clase de actos obscenos". Sara recuerda: “Me amarraron, me quitaron la ropa, pero con un cuchillo (…) Un tipo gigante me golpeó en la cabeza, perdí el conocimiento y cuando desperté, ya no tenía la ropa puesta. Tenía las manos arriba, amarradas hacia atrás a un palo y él estaba encima mío”,
Mónica era mayor cuando la violaron: “Una noche, en 2002, las Farc se tomaron el caserío a orillas del río Munguidó. Tres guerrilleros me violaron delante de los niños y después llevaron a mi marido donde yo estaba tirada y le dijeron: “Vea, ahora sí cómase el sobrado”. Quedé en embarazo y con gonorrea.”
El Centro de Memoria Histórica (CNMH) reseñó que “Raúl Reyes” violó y abuso de las guerrilleras que estaban bajo su mando “cada niña que llegaba, él las cogía para escolta”, dijo “Gina”. Y agregó, “La primera vez que él quería estar conmigo, me pegó una cachetada y me insultó, me dijo que allá se hacía lo que él dijera”.
Érika dijo: “Me acostumbré a morir cada vez que el comandante me hacía ir a su cambuche. No me escuchó cuando le dije que yo era virgen, y que a pesar de tener los senos ya desarrollados solo tenía doce años”.
Luego de la decisión de la Corte, la pedofilia de las FARC se castigará con las penas alternativas de la JEP, -Sembrar flores, por ejemplo, mientras se cobra sueldo de senador- y no por la justicia ordinaria, que también está en manos de la mamertería, pero al menos tiene parámetros inamovibles en los códigos.
Al conocer el absurdo, el Presidente Iván Duque advirtió que “No podemos, bajo ninguna circunstancia, ni atenuar, ni diferenciar, ni tratar de darle un manejo distinto a delito tan grave como la violación y el abuso de niños”. “El que la hace, la paga”.
Presidente Duque. El pueblo está con usted.
La pedofilia es un derecho revolucionario
Mié, 22/08/2018 - 04:15
No solo el asesinato, el secuestro, el robo, la tortura, etcétera, quedaron ratificados como conexos al delito político, sino la violación infantil, según decidió el 15 de agosto la Corte Constit