La familia Miranda, integrada esta vez por Luis GabrielMiranda, el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, al cual ya no se le puede calificar de “honorable”, su esposa gritona, y su hijo “ninja” de igual nombre, pues de tal astilla tal palo, Luis Gabriel Miranda, protagonizaron uno de los más bochornosos episodios dentro del incidente que bautizaremos de la “camioneta del amor”, y la salida de país se dice hacia los Estados Unidos como Carlos Palacino, el capo del cartel de la Salud, pero igual podría ser un tour por el Caribe pago por subalternos como fue el caso de Ruth Marina Díaz, “la magistrada viajera”.
Ese incidente se da precisamente cuando hay un prolongado y controversial paro en la Rama Judicial que se perfila para largo rato, por un lado, y por otro en que se rediseña en el Congreso la reforma del equilibrio de poderes”, en tiempos cuando la justicia cuenta con uno de los peores niveles de reconocimiento de su historia como lo muestran las encuestas. Y como si fuera poco cuando pasamos de la “magistrada viajera” Ruth Marina Díaz, a la cual despedimos con serenata de sentidos mariachis, y recibimos con sonora papayera. Después de mostrar que magistrados de las calidades de Alberto Rojas Ríos no merecía ser elegido como miembro de la Corte Constitucional, logrando además la anulación de su elección, después de ver cómo la silla giratorio de Munar se halla fuertemente atornillada al clientelismo y el abuso del derecho, y como si fuera poco después de hace apenas tres años hundimos la mal llamada Reforma a la Justicia después de haber sido aprobada y hallándose para sanción presidencial.
Las siguientes son las acciones adelantadas por la Red de Veedurías de Colombia Red Ver al respecto.
La denuncia contra el presidente de la Corte Suprema y la solicitud de renuncia
Tras haber presentado todas las denuncias y quejas la presente demanda tanto contra el presidente de la Corte, contra su hijo y la jefe del esquema de seguridad de aquel, jocosamente alguien decía que la única acción legalmente pendiente era ante la Superintendencia de Sociedades por competencia desleal, dado que el usar la camioneta para actividades obscenas, y convertirla en una especie de “habitación móvil del placer “ le estaba dañando el negocio a los lugares más propios destinados a esa actividad tributaria del dios Eros.
Si el presidente de la Corte Suprema de Justicia no hubiera prestado la camioneta no sería hoy calificado como presidente de la Corte Suprema de Injusticia, no habría pasado nada. Hubiera controlado el ataque hormonal de su hijo, se habría evitado la agresión a los policiales e incluso su desajustada participación en los hechos para insultar y amenazar la permanencia en la policía de los uniformados que estaban realizando su trabajo, el que tanto censuramos con frecuencia su ausencia.- como en el caso de hace casi dos años el caso Colmenares, referido al asesinato impune de un estudiante de los Andes del asesinato -. Si el magistrado hubiera actuado como buen padre no expone a su hijo, y si hubiera actuado como Presidente del a Corte jamás debió entregarle la camioneta oficial, la cual es todos(as) los colombianos (as) junto con impuestos, seguros, mantenimiento y gasolina, más aún porque la misma estaba asignada exclusivamente a su seguridad personal, y no podía ser conducida por ningún particular incluidos los miembrosde su familia. Ese uso anormal, no autorizado y desobligante le creaba un riesgo adicional como servidor público al propio Presidente de la Corte, y al hijo que en caso de cualquier incidente tendría problemas serios, y más cuando fue usado para propósitos ajenos a la seguridad, a las actividades que los policiales calificaron de obscenas. Ese acto inescrupuloso es lo que se señala como peculado de uso.
Los improperios o insultos a los policiales, la intimidación contra la estabilidad en sus cargos como la salida por no decir huida intempestiva del puesto de policía para impedir y obstruir el trámite del procedimiento policial, así como llevar a su jefe de seguridad para tratar de impedir que los uniformados cumplieran su función es precisamente lo que señalamos como abuso de autoridad y violencia contra servidor público.
Estos presuntos hechos punibles fueron puestos en conocimiento ante la Comisión de Investigación y Acusaciones de la Cámara de Representantes. Por las faltas tanto disciplinarias como posibles delitos. Esta anunció de inmediato que actuaría en los próximos días. Amanecerá y veremos.
La denuncia contra el hijo del presiente de la Corte Suprema: ¡mi padre y yo!
El uso de un carro oficial de seguridad entregado al Presidente de la Corte Suprema, ni a ningún protegido puede ser conducido por ninguna otra persona así sea integrante de su familia más cercana, y quien lo hace también se hallaría incurso en el delito de peculado por uso. La camioneta se hallaba destinada a la seguridad del presidente de la Corte, no para el placer obsceno de su hijo Luis Gabriel Miranda, a altas horas de la noche, en lugares desolados y oscuros, donde él mismo y su pareja se hallaban más expuestos. ¿Qué tal si los que los abordaran no hubieran sido miembros de la policía sino delincuentes comunes?
La agresión verbal como física contra los uniformados fue muestra del irrespeto a su autoridad, así como el abandono de la estación policial están contemplados como conductas punibles: violencia contra servidor público, y lesiones personales.
Las denuncias contra la oficial jefe de seguridad del Presidente de la Corte Suprema, la coronela de la Policía María Niyelena Hoyos Medina
Ante la Fiscalía y la Procuraduría se solicitó la investigación tanto penal como disciplinaria de la oficial encargada de la seguridad del presidente de la Corte Suprema, la coronel de la Policía María Niyelena Hoyos Medina, derivado de su cuestionable participación en los hechos dado que la misma de un lado impidió que los uniformados mantuvieran registro video gráfico de lo ocurrido obligándolos a no grabar, facilitó la huida o salida intempestiva de la estación de policía por parte del presidente de la Corte y la familia Miranda, desautorizando a los subalternos.
La obligada renuncia del Presidente de la Corte Suprema de Justicia: ¿cuál fue peor la gallina o el huevo, el hijo o el Presidente de la Corte?
Por justicia, si al presidente de la Corte Suprema y en general a la familia Miranda le queda algo de dignidad sobre ruedas, lo menos indigno que puede hacer es renunciar, tras el incidente de “la camioneta del amor”.
El hijo quizás debiera dedicarse a empresario del transporte en el área de servicios especiales donde desde sobra augurarle buenos éxitos y desafiantes desarrollos, así como en el área de los químicos antidesempañantes, incluso como modelo de prueba y más que cuenta con la pareja perfecta que sabe reclamar furiosa por haberles roto en vía publica todo su inagotable raudal de polarizada intimidad. No entiendo ¿por qué los padres de la acompañante no se han pronunciado públicamente contra los policías, es más por qué no han denunciado o mejor será que van a denunciar a los policías? O ¿es que tras lo sucedido ahora están orgullosos de su hija o la consideran una especie de heroína? ¿Pedirán que le galán se case con ella así sea en los Estados Unidos o en Panamá? ¿Sería un matrimonio por lo civil ante un juez amigo de la familia Miranda?
Por ultimo ¿será que la joven acompañante del hijo del magistrado o su familia denuncien por violación a la intimidad o por “daño en bien ajeno”?
@pablobustossanc
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La renuncia del Presidente de la Corte y la “camioneta del amor”
Dom, 02/11/2014 - 15:32
La familia Miranda, integrada esta vez por Luis GabrielMiranda, el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, al cual ya no se le puede calificar de “honorable”, su esposa gritona, y su