“Parte de la curación está en la voluntad de sanar” (Séneca, filósofo Romano)
La voluntad, aquella fuerza interior que impulsa los actos de la vida, no es ajena a la salud, a la enfermedad y su curación.
Suena paradójico, pero antes de comenzar el tratamiento para una enfermedad, debiéramos preguntarnos, con toda sinceridad, si realmente tenemos el deseo de curar, de sanar. Paradójico, ya que nadie, conscientemente, quiere estar enfermo. Pero en los recónditos parajes de la mente, en ocasiones no se encuentra el impulso para sanar, ya que las ventajas de estar enfermo, superan las responsabilidades de estar sano. En otro escrito volveremos sobre esta paradoja, ahora centrémonos en la voluntad.
La voluntad brota del corazón, cual manantial inagotable, cuando existe un propósito de vida firme. El tener un objetivo por cumplir, en la vida, es la característica común a las personas que sobreviven a circunstancias extremas como el secuestro, la violación, la masacre y entre todas ellas a la enfermedad severa como el cáncer, el sida, los accidentes o la enfermedad mental.
Los estudios médicos muestran que de dos personas con circunstancias de salud similar, igual diagnóstico, el mismo cirujano, con el mejor cuidado médico, se recupera mas rápido, con menos secuelas o sobrevive, aquella persona que tiene un para qué vivir muy arraigado. No son los procedimientos médicos, no es el tipo de antibiótico, ni la técnica quirúrgica, ni la homeopatía, ni la acupuntura, quienes hacen la diferencia entre vivir y sanar, o permanecer enfermo y morir. Es la voluntad de sanar.
Y la voluntad está permeada por la pasión. Pasión por aquello que hacemos. Solo es buscar qué nos apasiona, qué nos vuelve creativos, dinámicos, dispuestos a dar, para encontrar si tenemos o no el impulso para sanar. La pasión vive en el trabajo, en el hogar, en la ciudad o el país, en la humanidad.
Si dedicamos tiempo a realizar aquello que nos apasiona, nutriremos nuestro cuerpo con la energía que se desprende de hacer lo que nos hace felices y por ende a los compañeros de existencia. Si dedicamos el tiempo del diario vivir a trabajar o hacer aquello que es lejano a la pasión, la alegría se irá diluyendo y así el cuerpo se desvitaliza quedando expuesto a las enfermedades.
La voluntad sana a través de la pasión, esta a su vez a través de la alegría. La pasión, emoción positiva por excelencia, rescata la capacidad de homeostasis del organismo. Rescata el equilibrio interno. Por tanto pone en marcha el llamado médico interior, que no es más que la unión de espíritu, con mente y cuerpo, para la auto-curación. En la corriente médica occidental, están descritos los mecanismos que unen las emociones positivas con el cuerpo en la psico-neuro-inmunologia, en la medicina oriental son de por si sus fundamentos teóricos. Rescata todo lo anterior con sabiduría emanada, del mismo corazón, de donde brota la voluntad.
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La voluntad de sanar
Sáb, 04/12/2010 - 00:00
“Parte de la curación está en la voluntad de sanar” (Séneca, filósofo Romano)
La voluntad, aquella fuerza interior que impulsa los actos de la vida, no es ajena a la salud, a la enfermeda
La voluntad, aquella fuerza interior que impulsa los actos de la vida, no es ajena a la salud, a la enfermeda