Oh, mundillo este que pierde su tiempo en las más ridículas contiendas verbales. El colombiano pelea hasta por San Valentín, imagínese usted el desocupe.
A toda hora hay gente peleando, qué pereza. Un hombre -o una mujer, para que después nadie pelee por el uso del lenguaje incluyente- invita a su novia a comer para celebrar el día de San Valentín y no falta quien le recrimine qué es esa pendejada, que esa es una tradición gringa, que es víctima de la publicidad.
El mismo discurso se repite en el Día de la madre o en Navidad. Seguro usted lo ha visto. El colombiano festivo viste el arbolito en noviembre y luego le critican su placer, como si acaso los afectara. El debate “intelectual” se ve siempre en las redes sociales, donde el erudito dice que ese que viste el árbol de Navidad en noviembre es ridículo y que, además, daña el planeta, porque aumenta el consumo de energía eléctrica.
Hay un sinfín de peleas idiotas en este país que no es capaz de atender las cosas importantes. En el fútbol, por ejemplo, pululan. Hace nada, jugaron Millonarios y Nacional la final de la Superliga, es decir, una copa inventada para enfrentar a los dos campeones del año. Millonarios ganó el título en Medellín y después, en Bogotá, se le dio dizque por enseñar todos sus trofeos en la grama del estadio. Los hinchas de Nacional entonces se burlaron, alegando que esa vitrina era pobre, que no tenían las dos copas Libertadores que ellos sí... Y empezó, en consecuencia, otro ‘round’ de esa eterna pelea orgullosa entre hinchas que no lleva a nada salvo a la vergüenza.
¿Qué decir, además, de los que pelean por política o, peor, por los políticos de este terruño? Uno lee por ahí que un viejo (“adulto mayor”, para que nadie pelee) como Alejandro Ordóñez tuitea mensajes xenófobos y que se inicia un vaivén de improperios entre -¿cómo llamarlos?- fanáticos de la verdad absoluta y de la mentira focalizada. Otros se agreden a la vez por Álvaro Uribe, por Gustavo Petro, por Andrés Pastrana, hasta por María Fernanda Cabal, ¡por favor! ¡Que si tirarle un huevo a un asesino como Timochenko es violencia, por Dios! ¡Que si un piropo es acoso sexual! En fin…
La única excusa que podría haber para que tantos estén perdiendo el tiempo en peleas idiotas es el desempleo o la falta de oficio. Y aun así aterra que esto sea un común denominador antes que la excepción.
Ojalá esos que viven sus días peleando en Internet propusieran algo para acabar con la gresca que estalla sus emociones, pero no, eso no va a pasar. Difícilmente reconocerán que una persona inteligente sabe escoger sus batallas y da otras por perdidas, si se quiere.
En un país violento pensar que alguien es un completo imbécil es mejor que decirlo.
