Los conservadores en su laberinto

Lun, 18/11/2013 - 14:57
El poderoso partido conservador (antes y ahora) se siente manoseado por el expresidente Uribe y engañado por el presidente Santos. El toqueteo no le gusta a nadie decente y menos a éste que se decla
El poderoso partido conservador (antes y ahora) se siente manoseado por el expresidente Uribe y engañado por el presidente Santos. El toqueteo no le gusta a nadie decente y menos a éste que se declara pudoroso defensor de las costumbres cristianas. Por eso sus indefiniciones de hoy. Por eso el dilema de ser pareja de uno y otro en las elecciones presidenciales que se avecinan. Uribe fue respaldado –sin vacilaciones ni sospechas- durante los 8 años de su mandato, en algunos momentos tan cuestionado. Ahí estuvieron los goditos firmando y votando sumisos, por aquello de la participación burocrática y en ocasiones por la identidad ideológica. El enojo de hoy con Uribe reside en el trato descortés que le ha dado a la colectividad. Sin esperar definiciones formales, ha sonsacado –para su lista de Centro Democrático- a varios dirigentes, especialmente delfines: a los hijos de Luis Alfredo Ramos, Fabio Valencia Cossio y Ciro Ramírez. También puso en su lista a la esposa de José Félix Lafaurie, precandidato conservador. Uribe se quedó con las ideas conservadoras y hasta con el trapo azul, pero no observa respeto institucional por el partido, opinan sus críticos. Con Santos la situación es burocrática y de protocolo. El Presidente llegó al Palacio de Nariño con el apoyo conservador, partido que inicialmente recibió una paga adecuada, que sus líderes aceptaron satisfechos: cinco ministerios, con sus dependencias. La irritación surgió después cuando hubo cambios de gabinete. Los conservadores pasaron a ministro y medio. Cuentan con el Ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde. Y a medias con el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. La cuestión con el ministro de las finanzas se resume en que se declara conservador, pero el ministerio y sus institutos y burocracia son entregados a otros partidos. -“No me tenga en el corazón, métame a la nómina”, resume bien un santo y seña en la política. Por todo lo anterior, el conservatismo no quiere entregarse –como una mujer fácil- a Uribe o a Santos, sus dos pretendientes del momento. Lo ideal sería contar con candidato propio, por lo menos hasta las elecciones de congresistas, en marzo, aunque carece de cartas fuertes. Marta Lucía Ramírez, Lafaurie y Carlos Holguín Sardi no emocionan. Y Luis Alberto Moreno, a quien le han rogado, se muestra renuente. Alguien lanzó el nombre de Andrés Pastrana y tuvo que callarse de inmediato ante semejante idiotez. Pero que nadie se equivoque. El partido conservador tiene liderazgos fuertes en las regiones y lograría entre 18 y 20 senadores, cada uno con más de 50 mil votos. Gamonales, barones electorales o como los llamen, ahí están para corroborarlo…Roberto Gerlein, Efraín Cepeda, Hernán Andrade, Carlos Ramiro Chávarro, Olga Suárez Mira, Juan Manuel Corzo (además de Clavijo y Barriga en Norte de Santander), Miriam Paredes, Luis Emilio Sierra, Germán Villegas, César Tulio Delgado y Gabriel Zapata. En este orden de ideas, los conservadores estarían en el peor de los mundos. ¡O en el mejor! Porque así es la vida. La vida es una tómbola.
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