No se sabe quien es más olímpico, por no decir cínico: si el presidente Santos, o los negociadores de las FARC. Por una parte, el primer mandatario insiste en mentirle al pueblo, con el único propósito de atajar la creciente desfavorabilidad que padece y que lo agobia. Eso de que Colombia es un país más “Justo, Moderno y Seguro” es una gran falacia, que insulta la inteligencia del más humilde de los ciudadanos.
No puede ser justo, desde ningún punto de vista, un país en el que la tasa de impunidad es repulsiva y escandalosa: la mayoría de delitos no pasan de los titulares de prensa y los que milagrosamente llegan a ser judicializados muchas veces duermen el “sueño de los justos” en los vetustos anaqueles de las fiscalías y juzgados.
¿Cómo demonios puede ser justo un país en el que la desigualdad y la exclusión son la regla general?, ¿un país en el que cada día los ricos son más ricos y los pobres son más pobres, en el que los incentivos y las reformas gubernamentales están direccionadas a beneficiar los grandes capitales, un país en dónde la oferta laboral es casi nula y cuando se presenta es para explotar al trabajador? Una sociedad y un Estado a los que les importa un carajo que cerca de un cuarto de la población infantil se vaya a la cama sin comer, son todo, menos justos. Para quienes no lo saben, les recuerdo que un representativo porcentaje de familias se sostienen con menos de mil pesos al día.
Tampoco somos un país moderno. La mayoría de pueblos de la geografía nacional siguen anclados en la época de la Colonia. La gente recoge el agua de fuentes naturales en burros o vehículos rudimentarios. El 90% de los municipios del país y más de la mitad de la población total de Colombia afronta serios problemas de abastecimiento de agua potable. Ni que decir de la cobertura en educación y salud, pues hace años le entregaron el manejo de esos recursos a los políticos para que se robaran todo, con las obvias consecuencias que tan grande crimen tiene para los más necesitados y vulnerables. Ahora que lo pienso, los caminos de herradura de la Colonia estaban en mejor estado que las carreteras de hoy. ¡Qué modernidad!
Me da pena, y no es por aguar la fiesta, pero si por el lado de la justicia y la modernidad llueve, por el de la seguridad no escampa. Estamos lejos de ser un país seguro, teniendo en cuenta que las Bacrim se han tomado las principales ciudades del país, imponiendo su criminal voluntad a sangre y fuego. El 2012 fue el año más violento de los últimos 26. Estoy seguro, como van las cosas, de que el 2013 será aún peor.
Otros que “mandan huevo” son los negociadores de las FARC en Cuba. No solo quieren carro, casa y beca, sino que, además, pretenden imponer su voluntad a los coñazos, haciendo gala de una arrogancia extravagante y grotesca. Les salimos a deber.
Si queremos un mejor país todos, incluyendo a nuestros gobernantes, debemos empezar por reconocer que tocamos fondo. Solo así hallaremos la fórmula para superar la pobreza y la desigualdad, flagelos que, al final de cuentas, son los que dan origen a todas las formas de violencia.
Si los miembros de la FARC quieren reconciliarse con la sociedad y con ellos mismos, deben actuar con sensatez y humildad, para encontrar el perdón a sus grandes equivocaciones.
En la verdad, está la clave.
La ñapa I: El “gallo tapao” del uribismo para las presidenciales es Luis Alfredo Ramos.
La ñapa II: Completamente de acuerdo con el Representante cordobés David Barguil: los precios del cemento, los medicamentos y los insumos agrícolas son un vulgar atraco.
La ñapa III: El nombramiento de Juan Manuel Galán como Presidente de la Comisión Constitucional del Senado equivale a designar a al Pato Donald como Ministro de Defensa.
“Mandan huevo”
Lun, 12/08/2013 - 02:26
No se sabe quien es más olímpico, por no decir cínico: si el presidente Santos, o los negociadores de las FARC. Por una parte, el primer mandatario insiste en mentirle al pueblo, con el único prop