Nicaragua, La Haya, nuestro mar y San Andrés

Jue, 12/05/2016 - 11:34
El fallo de la corte de La haya de 2012 fue absurdo. Dejó a San Andrés como tierra colombiana en medio de un mar foráneo. Casi un enclave, que es un territorio independiente, rodeado del territorio
El fallo de la corte de La haya de 2012 fue absurdo. Dejó a San Andrés como tierra colombiana en medio de un mar foráneo. Casi un enclave, que es un territorio independiente, rodeado del territorio de otro estado. La verdad es que el gobierno Santos no es del todo culpable de lo que pasó en 2012. Los últimos cinco presidentes se confiaron, y la condición de estado de izquierda de Nicaragua fue favorecida por una corte que, en su mayoría, es ideológicamente de izquierda. Colombia, gobernada desde la oligarquía capitalina, ha sido muy eficaz en perder territorio. Desde la escisión de la Gran Colombia y el surgimiento por desmembración de Venezuela, Perú y Ecuador; luego Panamá por desidia; mucho antes, los territorios de la costa Miskito (Hoy Nicaraguense) por desprecio; hasta la entrega de los islotes conocidos como Los Monjes -por despiste diplomático- que dio paso a la hipótesis venezolana de “La costa seca” y nos dejó sin mar en el golfo de Maracaibo. Sin mencionar el pésimo manejo de los territorios amazónicos y de la guerra con el Perú. Lo de Colombia ha sido territorialmente una quiebra sistemática, una verdadera bancarrota. Lo fáctico es que hoy el mar que nos arrebató el fallo de 2012 está perdido. El daño está hecho. No tiene ya mucha importancia darle porcentajes de culpa a Gaviria, Pastrana, Uribe ni Santos. ¿Para qué? Santos sí hubiera podido dar un giro dramático pero eficaz al resultado del fallo, para ello habría tenido que estrenarse la Armada. Porque uno se pregunta: ¿Qué sentido tiene una fuerza naval con submarinos, fragatas, helicópteros, misiles, torpedos, infantes, patrulleras, aviones y todo lo que tenemos, si a la hora de perder 75.000 kilómetros cuadrados, no se usa? ¿para qué? ¿Para pasear reinas? Un acto de fuerza militar nos habría puesto en una situación coyuntural muy complicada, pero eso habría tenido un final previsible: Colombia y Nicaragua sentados para negociar directamente un tratado de límites. Con la comunidad internacional como garantes de las partes. El escenario del que nunca debimos salir. Pero eso no pasó. No va a pasar. Entonces, ¿qué hacer? Quizá sea hora de ponernos imaginativos y pensar en lo fundamental, que son los sanandresanos, sus costumbres, sus intereses, su porvenir y lo que más les conviene. Cuando uno piensa en los raizales, en la población negra y mestiza que es ancestralmente verdadera dueña de la isla, su situación produce congoja: Mientras en San Andrés se hacinan 1.500 personas en cada kilómetro cuadrado, en el resto de islas del caribe, en promedio, viven 55 personas en la misma extensión de tierra. El paralelo es escandaloso. Y muestra que la isla ha sido invadida por su madre continental, abusada y explotada, precisamente por ser colombiana. Paradójicamente, lo único peor que podría pasarle sería lo mismo pero si fuera nicaraguense. Por lo tanto la bella isla pareciera estar condenada al tire y afloje entre “guatemala y guatepeor”. Pero ese destino lamentable puede evitarse si por primera vez decidiéramos, conscientemente, por ingenio y no por flojera, que territorialmente, a veces perder también es ganar. Qué tal si Colombia, con audacia, prohíja y facilita la independencia de San Andrés y le reconoce como estado autónomo, diseñando un régimen especial de protección y tutelaje del Estado colombiano para la isla en materia militar, migratoria, garantizando privilegios expresos para Colombia, pero facilitando que los sanandresanos regulen la inmigración, el régimen bancario, monetario, pero sobre todo, recuperen el mar de tajo, pues le serían dadas las 12 millas de Mar Territorial y las respectivas 200 millas de Zona Económica Especial alrededor, o línea media entre el nuevo estado y los que le circunden. Si en la Constitución de San Andrés quedaran consagrados privilegios especiales para Colombia y viceversa, y simultáneamente se firmara un tratado entre la nueva república y su “madre patria”, ello dejaría en vano el fallo arbitrario de la Corte de la Haya, y sus alcances en ridículo, ante la inminencia del surgimiento del Estado Archipieláico de San Andrés, un estado libre asociado a Colombia, pero con silla en la ONU, la OEA, pasaporte, y representado como una nación hija de la Republica de Colombia. Mi primera opción sería nuestra fuerza naval. Pero como tengo claro que eso no pasará, cedo la palabra a los raizales, a los internacionalistas, a los pensadores, a ver si alguien propone algo mejor. ¿O van a esperar que sea Nicaragua quien ofrezca lo mismo a los sanandresanos? @sergioaraujoc
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