No se deje atrapar

Lun, 07/03/2016 - 14:24
Adoro las redes sociales, me parecen un avance significativo en la ampliación del acceso a la información. Antes de esta revolución comunicativa, los medios masivos eran monopolios de manipulación
Adoro las redes sociales, me parecen un avance significativo en la ampliación del acceso a la información. Antes de esta revolución comunicativa, los medios masivos eran monopolios de manipulación y poder. Hoy, gracias a facebook, twitter, pinterest, whatsapp, youtube y otras redes menos conocidas pero igualmente importantes, las personas no necesitan intermediarios para conocer la realidad o al menos pueden acceder a miles de datos sin que medie una empresa organizadora de la información. Las redes son la verdadera democratización de las comunicaciones. Claro, como toda democracia, es imperfecta, tiene peligros y falsos resultados que pueden llevarnos o inducirnos a errores. Hay peligros explícitos como la pornografía infantil y la trata de personas que caen en estos laberintos de la información virtual por ingenuidad, desconocimiento o por simple abuso de sus perfiles. También hay el peligro de los hackeos, que puede conllevar a robos y estafas. Más de una persona ha perdido sus contraseñas en manos de ladrones virtuales por no tomar las debidas medidas de protección. Otro tipo de riesgos, menos dolorosos que los anteriores, son los virus que nos hacen perder información y sistemas una vez infectan los equipos. Pero este riesgo ha sido más fácilmente controlado, aunque no erradicado. Y finalmente hay los peligros sutiles que nos llegan a todos como la suplantación de nombres en mensajes mentirosos, las alarmas falsas, las curaciones milagrosas, la superposición de datos con fechas o lugares equivocados. En fin, estas son las estafas que se podrían calificarse de ideológicas. He visto como llegaban a mis redes, cartas de Gabo, que nunca escribió nuestro nobel de literatura, despedidas poéticas de pésima factura supuestamente de hombres tan brillantes como Jorge Luis Borges o la reciente carta disque de Juan Gossaín despotricando del proceso de paz que rápidamente fue desmentida por el propio sensato periodista. Pero lo grave de  estos fraudes es que haya gente que se los crea y los reenvíe con entusiasmo. Algunas personas lo hacen por simple torpeza, otras por imbecilidad y las peores por maldad pura y simple. Me ha tocado soportar en mis chat, por ejemplo, la reproducción casi hasta el cansancio de estas bobadas provenientes de gente que estimo muchísimo y de las que estoy segura no me están tratando de engañar, sino que se engañan a ellas mismas. Esto hace tediosa la comunicación interpersonal que facilitan las redes sociales y se convierte, algunas veces, en verdaderas avalanchas que sepultan la verdad. No podemos dejarnos atrapar en esta redes de incautos, en las que lo que se está perdiendo es objetividad y se están gestando odios, que no van a contribuir a nada positivo, como la mencionada carta de Gossain. Por supuesto todo el mundo tiene derecho a que le guste o no el gobierno, o las ideas de izquierda, centro, derecha o las convicciones ambientalistas, o las de apoyo a la industria o a la extracción de minerales, o las convicciones religiosas. Cualquiera puede expresarse en la redes y para eso es la democracia informativa que facilita la tecnología. Pero es una “jartera”, por decir lo menos, que haya gente que nos agobie con sus creencias una y otra vez y para hacerlo no se tome ningún trabajo en verificar si lo que nos está enviando tiene algún principio de realidad. Por favor utilicemos las redes con más sensatez y estoy segura de que así no perderemos amigos y no construiremos enemistades, ni odios. www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus
Más KienyKe
Se cree que dos magistrados del CNE presentarán las pruebas y los cargos ante la sala plena en los próximos días.
En el Senado, ya se aprobaron cerca del 60% de artículos de la reforma pensional propuesta por Gustavo Petro.
La influenciadora habló sobre lo que le cobraría a su novio mensualmente para que dejara que este la mantuviera.
Petro recuerda 'La vorágine' y dice que Colombia sigue con el odio de hace cien años.