Nota de entendimiento

Jue, 27/07/2017 - 02:01
Han transcurrido 26 años desde que se expido la nueva carta política en la asamblea constituyente de 1991, surgida DE LOS ACUERDOS DE PAZ de la época y que produjo cambios en los textos que aun lam
Han transcurrido 26 años desde que se expido la nueva carta política en la asamblea constituyente de 1991, surgida DE LOS ACUERDOS DE PAZ de la época y que produjo cambios en los textos que aun lamentablemente son letras muertas,  porque los gobernante desde entonces, en lugar de aplicarlas, se han dedicado a incumplirla, modificarla e interpretarla y acomodarla a sus mezquinos intereses. El proyecto político y las ideas democráticas que inspiraron la carta política, dejaron de ser protagonistas, fueron derrotados, aniquilados, estigmatizados, desparecidos del escenario político nacional y regional  y los partidos tradicionales en sus distintas expresiones regresaron al poder en forma casi hegemónica castrando los avances obtenidos y destruyendo los espacios, proyectos y posibilidades democráticas para la mayoría de los compatriotas. Miremos: el proyecto económico del aperturismo llamado neoliberalismo que acabó con la economía nacional, la industria y el campo, degeneró en mayor pobreza, concentró la riqueza en los grupos económicos nacionales y transnacionales que se adueñaron del poder nacional y regional, inclusive aliados con la ilegalidad, la criminalidad, la corrupción y destruyeron el sueño de la sociedad de propietarios, entregó la soberanía en todos sus aspectos. La paz como bien supremo, no se aplicó en lo fundamental. Los derechos humanos, las libertades ciudadanas, el derecho a la vidas y demás derechos fundamentales y sociales han sido masacrados  por los gobiernos con mayor o menor intensidad pero con un denominador común, cientos  de asesinatos, desapariciones, surgimientos de grupos ilegales aliados de los gobiernos violación a los derechos salariales, prestacionales, laborales,  sindicales, empresariales, de salud y educación, de servicios  públicos, de movilidad, de comunidades indígenas ,afros, LGTBI, religiosas, mujeres y jóvenes; de pensionados y ancianos, entre otros. Después de hechos políticos concretos y voluntades de partes y de intentos fallidos, presionados por la realidad, las FARC EP y el gobierno actual,  firmaron un pacto de dejación de armas y reinserción a la sociedad civil, con acuerdos de tibios cambios que lamentablemente no lograron el consenso nacional y cuya aplicación real solo es posible con un gobierno que los concrete realmente para el fortalecimiento de la democracia. Por otro lado, están aún, muy en borrador los diálogos con la insurgencia del ELN y su lentitud innecesaria parece no lograr el pacto de reinserción y de reformas con el gobierno que ya termina en meses. Los cambios en las reformas políticas se entorpecen, el establecimiento, a pesar de ser responsable de la crisis se niega a dejar el poder y con mil triquiñuelas y acciones desesperadas pretende salvarse, el régimen de la crisis, de las plagas, de la corrupción, de la mentira, de las violaciones sistemáticas a la carta, debe caer, la ciudadanía debe ser atraída por un proyecto ideológico y político, democrático y participativo con un programa que incluya a todos y sea viable. El electorado es hoy más libre, esta menos anclado a las ideologías tradicionales, y aunque no tenga una nueva formación política definida, si desea un proyecto de país que represente sus valores y esperanzas, y sabe en buena medida que no es posible con los mismos gobernantes o sus herederos responsables DE LA CRISIS GRAVE QUE VIVE EL PAIS . Los políticos actuales con excepciones visibles no representan los valores y sentimientos de la ciudadanía decente que quiere los cambios y transformaciones con urgencia. Los plebiscitos regionales en defensa del territorio y sus riquezas, las firmas por las derogatoria de mandatarios como el de Bogotá, Cali, entre otros. Las más de cuatro millones de firmas contra la corrupción, los apoyos ciudadanos a los debates contra el fiscal, las manifestaciones y huelgas de sectores vitales como maestros, trabajadores estatales, los campesinos, defensores de derechos humanos, vendedores ambulantes, las protestas en zonas mineras, muestran a todas luces la inconformidad popular. Una generación grande de jóvenes y mujeres, de sectores empresariales de la industria, el agro y el comercio, las comunidades indígenas, los educadores, los pensionados, los sindicalistas, los taxistas, las comunidades religiosas y muchos libre pensadores cansados del régimen, miran con mucha simpatía las nuevas opciones alternativas distintas a los proyectos como el de la unidad nacional o el del centro democrático. No solo se siente, sino que se refleja en las encuestas y las manifestaciones en las redes sociales cada vez con mayor intensidad y entusiasmo. El país tiene líderes,  y dirigentes honestos y capaces de gobernarlo. Candidatos presidenciales como JORGE ROBLEDO, SERGIO FAJARDO, GUSTAVO PRETO, o PRECANDIDATOS como ANTONIO NAVARRO Y  CLAUDIA LOPEZ de los alternativos. Ellos tienen y ganan progresivamente apoyo nacional, las consultas de opinión, los respaldos a sus debates propuestas e iniciativas programáticas evidencian, que  sumados en un solo frente, triunfarán. El país no está ausente de líderes y lideresas, son demasiados en todos los sectores, son buenos, honestos, preparados, cultos, con sentimientos y sueños, comprometidos, están en todos los rincones de la patria, lo que pasa es que no se les ha dado la oportunidad de demostrarlo, es tarea ineludible de los partidos nuevos, sin ellos son materialmente imposibles las transformaciones y los cambios. Afirmar que se necesita un proyecto nuevo de país, podría ser un cliché si no se reflejará este hecho en todos los sectores sin excepción de la sociedad. Monopolistas, ricos, medios y pobres, manifiestan su inconformidad por la forma como se vienen gobernando a Colombia. La corrupción da asco, la crisis económica produce angustia y estrés, las confrontaciones entre los dos sectores que han gobernado el país representados en el presidente Uribe y el premio nobel de paz Santos, producen agotamiento. La gente sin excepción, quiere el cambio. Intentar encontrarlo en los que han sido parte de las desgracias es sin duda una equivocación. Se debe encontrar en las nuevas opciones alternativas y sus liderazgos.
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