Eso de pedirle plata al papá con palo es un estilo que da resultado. Las Farc nos dijeron: No los matamos, pero nos dan curules, impunidad y un tribunal JEP para vengarnos, y se les concedió; Santos nos dijo: Gana el Sí, o las Farc invaden las ciudades.
Ganó el No, las Farc no invadieron, pero Santos firmó los acuerdos. Ahora Pastrana y Marta Lucía intentan arrinconar a Uribe para que desconozca, nada menos, que el proceso de dos años del CD, que ganó sobradamente Iván Duque, cuya inteligencia y visión de estadista sorprenden cada vez que se exponen en cualquier escenario y en cualquier lugar del mundo.
Eso de pedir mordiendo, no va con Uribe.
La red está plagada de improperios y calumnias de Pastrana y sus amigos contra Uribe y Duque y así no se hace alianza alguna. El país no está para que, por ambiciones personales se debilite la coalición que tendrá que enfrentar a las Farc y Santos con su dinero ilimitado y su poder corrupto y corruptor.
La política es el juego del poder para servir, y así la entienden Álvaro e Iván, pero un par de familias la convirtieron en el juego del poder para servirse, creando castas que heredan intermitentemente el gobierno, con alarde de incompetencia y que se enriquecen groseramente, mientras el pueblo empobrece.
Uribe, que se impuso a dichas castas, demostró que hay formas limpias de gobernar y de poner en orden el país, y que 40 millones de ciudadanos no tienen por qué ser avasallados por un par de miles de criminales. Demostró también que el tesoro nacional se puede distribuir transparentemente. Por eso la política bogotana decidió que su objetivo era uno solo: Atajar a Uribe, como advirtió el sabio y recién fallecido dirigente, Fabio Echeverri Correa.
Pero el uribismo prevaleció porque es una filosofía de vida, priorizada en la moral y los principios del Estado de derecho. Esa es la bandera de Iván Duque, quien con generosidad de estadista, respondió el ataque pastranista invitando a Marta Lucía para que hiciera parte de la terna, y escoger, sin exclusiones al candidato del No. La respuesta de Marta Lucía, infantil y soberbia, fue:
"Yo no estoy acá en la feria para ver si me dan un ‘puestico’ de consolación o la vicepresidencia, o si me ofrecen dos ministerios. He dicho que quiero ser presidenta de Colombia en una alianza que le hará muy bien al país”.
La disyuntiva es grave. O el pueblo se une torno a Iván Duque para ganar la presidencia en primera vuelta o nos exponemos a que ganen las Farc en el cuerpo ajeno de Fajardo, de La Calle, o de Petro y conviertan el país en una Cubazuela con libreta de racionamiento y el dólar a veinte mil pesos.
Pastrana a Uribe: votos para Marta Lucía, a palo
Dom, 21/01/2018 - 09:09
Eso de pedirle plata al papá con palo es un estilo que da resultado. Las Farc nos dijeron: No los matamos, pero nos dan curules, impunidad y un tribunal JEP para vengarnos, y se les concedió; Santos