Tristemente Colombia sigue de luto ante inservibles intentos de crear un ambiente de seguridad a los ciudadanos y el mensaje obtuso del gobierno que la inseguridad que azota el país es un caso de simple percepción. ¿Qué está pensando el presidente Santos que años atrás asestó duros golpes contra grupos terroristas y que en la actualidad cambió su discurso para apostarle a la paz?
La semana pasada quedaron 20 viudas y madres colombianas que lloran a sus hijos y esposos, militares caídos que le sirvieron a la patria hasta el último segundo que les quedó de vida. Resistieron como héroes, sin munición, con el cansancio de días, con el ideal de que llegara pronto su día de descanso para olvidar solamente por unas horas el calor infernal desatado por las balas en las zonas más alejadas de Arauca y Nariño, Colombia.
¿Qué mensajes podemos enviar a esos colombianos que están poniéndole el pecho a la guerra en el monte, cara a cara con los que no quieren la paz en el país?
Muchos les damos las gracias por defendernos, por sacrificar horas de sueño, descanso y por arriesgar sus vidas. Ustedes y cada uno de ustedes señores soldados y policías en todos los puntos lejanos de nuestra amada Patria, son unos héroes, al permanecer cerca de la madriguera del lobo, vigilar sus pasos y evitar que esos criminales y aterradoras bandas se salgan con la suya.
Hemos visto al presidente Juan Manuel Santos bien acongojado en las últimas horas por lo sucedido. Señor Presidente, es hora de que usted regrese a la política del Plan Patriota, retome las banderas del plan de seguridad democrática que devolvió a los colombianos su tranquilidad.
Cuando usted mismo fue Ministro de Defensa pudo constatar que con los terroristas no queda más camino que darles un trato diferente, mientras no prueben con hechos una real voluntad de paz.
Hasta en España parecen dar muestras de que el terrorismo ya no paga.
El expresidente Álvaro Uribe, respetuoso de su gobierno, solidario y crítico constructivo, ha estado al margen del mismo y de sus decisiones, pero por qué no pensar en que asesore con su aprobación la reactivación de un Plan II de seguridad democrática, el Plan Patriota Fase II, que redoble la inteligencia estatal en cooperación con la ciudadanía, las redes de apoyos locales, redes de cooperantes urbanas y rurales, incluida Bogotá con un fuerte y pedagógico plan estratégico de seguridad cotidiana en donde el próximo alcalde, lo más probable, Enrique Peñalosa, pueda disminuir los altos índices de criminalidad. El, que sabe, quiere y puede.
Uribe es más que necesario para los asuntos que apremian en la agenda nacional de seguridad, él podría recuperar la confianza de los ciudadanos, cada día más preocupados y afectados por secuestros, extorsiones, tomas guerrilleras, intimidaciones, chantajes y amenazas a diestra y siniestra de esos grupos terroristas que no se cansan de hablar de paz en foros internacionales, pero que insisten en desangrar día a día a Colombia.
Este fin de semana fueron 20 militares asesinados, semanas atrás el secuestro de la menor Valentina, hija del alcalde de Fortul, esta semana un ataque indiscriminado en Bogotá; esas son cifras oficialmente conocidas, y las que ¿no? ¿Cuántos colombianos más estarán cayendo en silencio?
Incluso, los mismos combatientes de los grupos ilegales, a quienes sus jefes torturan y obligan a permanecer en una guerra en la que ellos, en su mayoría quizás, ya tampoco quieren estar.
Por todo esto y más hay que buscar refundar el Plan Patriota en Colombia, reconocer la experiencia del expresidente Uribe y elegir a Peñalosa!