Las FARC lograron más de lo soñado en la negociación. No es fácil entender cómo ni por qué un hombre del establecimiento, con información detallada sobre la dimensión delictual de la guerrilla, en vez de extirpar semejante fenómeno criminal, optó por lavarle la cara al monstruo, vestirlo, perfumarlo e hipnotizar parte del auditorio para presentarlo como un galán. Es la obra que presenta éste gobierno acompañado de los Castro y Maduro, los capos de los paraísos criminales donde los terroristas colombianos se guarecieron y apertrecharon históricamente.
Todo empezó mal cuando declararon a Cuba sede, y a los tiranos padrinos de los diálogos con esa banda armada. Por eso termina así, mal, muy mal, para vergüenza de quienes confunden éste armisticio de minorías con el principio de una nueva forma de existencia en paz.
Aunque el gobierno quiere que creamos que todo está concluido. Es necesario resaltar lo que falta:
Las cuadrillas de las FARC se establecerán en 30 zonas de concentración, no “máximo 10” como prometiera Santos, sino 30, es decir un comando estratégico armado en cada departamento. Mientras tanto el gobierno empujará con la chequera a la opinión pública de las principales capitales para que vote la refrendación popular (que quizá se llame plebiscito) en medio del temor -inculcado por el presidente- de la “guerra urbana”, y el alza de impuestos si no se aprueba; todo ello matizado por la abrumadora propaganda rosa del gobierno en radio y TV, pintando palomitas y sueños a los colombianos mientras los comandantes cuentan plata de coca y secuestros en sus 30 santuarios de impunidad, esperando a ver si Santos les logra su marco de acción política, sin siquiera pedir perdón.
Simultáneamente los componedores y los representantes del gobierno que fungen como notarios de los apetitos de las FARC, deberán terminar de pulir el tema de las curules directas sin elección popular previa para los cabecillas de la banda en las Asambleas departamentales, los Concejos municipales y el Congreso. Sabemos que se las darán porque Santos prometió que no. Así que debemos prepararnos para que junto a junto a Iván, se sienten sus amigos Granda, el paisa, Lozada, Timochenko y compañía. ¡Eso viene! Y sin salir a buscar un voto. La bancada de las FARC en el Senado crecerá sin tener que ir a elecciones.
Pero falta lo más incidente en la transformación de Colombia que han planeado los Consiglieri nacionales e internacionales de las FARC, esto es el mecanismo de selección de los Jueces de la Jurisdicción Especial de Paz y su Unidad de Investigación y Acusación. Pues solo hasta que tal arma se haya terminado de diseñar y fabricar, cuando ya esté operativa, solo entonces las FARC soltarán fusiles y tatucos.
La JEP disfrazada de sistema de justicia transicional, convertirá en caricatura todo el organigrama de la rama judicial colombiana, como le conocemos hoy, pues será la Justicia prevalente y sin duda el instrumento letal por excelencia con el que las FARC piensan continuar la eliminación del enemigo para comenzar la sustitución de clase dirigente y montar el modelo económico dictado por los mismos ideólogos en Venezuela.
El fin de las FARC no es la paz, sino la venezolanización de Colombia, la implementación de un modelo totalitario-socialista copiado del sistema cubano-venezolano que mantuvo con oxígeno a los sediciosos durante la Seguridad Democrática.
La Unidad de Investigación y Acusación se encargará de someter a todo el que discrepe de las FARC y su modelo. En el mejor de los casos, obligará a que quien quiera salvarse de la cárcel no tenga más remedio que auto-inculparse y declararse tan forajido y criminal como cualquiera de ellos.
El mecanismo de selección de jueces e investigadores, colombianos y extranjeros, como ya se le garantizó a las FARC, será también el que ellos quieran, porque todo hasta ahora se les ha dado, seguramente veremos al ultraizquierdista español Enrique Santiago y sus ad-lateres, muy togados en Colombia, juzgando y condenando a quienes le incomoden a la banda armada a la que Juan Manuel Santos decidió entregarle el país.
Las FARC, rechazadas por el 98% de la población, y Santos con solo 13% de aprobación gubernamental entre los ciudadanos, con la complicidad de las mayorías en el congreso, en las narices de las altas cortes y ante su imperdonable silencio, nos arman y empaquetan un nuevo país a imagen y semejanza del que se hunde entre lágrimas a la derecha del mapa de la patria.
@sergioaraujoc
