Los acuerdos de paz con las FARC garantizan que tendrán curules en el siguiente Congreso. Sin embargo, irán a las urnas para superar la cuota fijada y demostrar que tienen apoyo popular.
Los pasos suscritos se han venido cumpliendo, aunque el momento crítico de la economía del país plantea enormes incertidumbres.
Las Farc han hecho efectivo el pacto de silenciar los fusiles y empezar la construcción de su nuevo partido político, que llamarán “Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común”, que ya vienen promoviendo en distintos escenarios, incluida la difícil de llenar Plaza de Bolívar en Bogotá.
Después de 53 años de guerra, tendrán que convencer a los colombianos que su causa y transformación merecen el apoyo popular y los votos en las próximas elecciones de Congreso. Después vendrá la disputa por la Presidencia de la República, cuando se elija al sucesor de Juan Manuel Santos.
“Superamos en lo fundamental el obstáculo de la guerra, celebramos este Congreso como una victoria impensable años atrás. Tenemos grandes retos”, dijo Rodrigo Londoño, en la proclamación del partido.
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Las FARC (el nuevo partido) celebraron su convención nacional, con presencia de 1200 delegados que eligieron una dirección colegiada de 111 miembros, entre otros o principalmente a
Rodrigo Londoño, Iván Márquez (Luciano Marín Arango) Carlos Antonio Lozada (Julián Gallo Cubillos) Pablo Catatumbo y Rodrigo Granda. No habrá jefe único y el secretariado –como en tiempos de guerra- será la máxima autoridad.
Al respecto Henry Acosta, quien no forma parte de la organización, pero medió en el primer y definitivo paso para iniciar los diálogos de paz, dijo en El Heraldo que “mantendrán lo que tenían como fuerzas armadas: la conferencia guerrillera, el pleno, el Estado Mayor y el secretariado, similar a lo que fue la estructura del Partido Comunista de la Unión Soviética”.
Es decir, las Farc actuarán en bloque, pero tendrán un jefe y una instancia máxima de decisión.
