Yo me pregunto por qué hay problemas nacionales que se repiten año tras año sin que se resuelvan.
Por ejemplo cada año, al momento de iniciar el año escolar, se presentan todo tipo de abusos en los colegios. El gobierno ratifica las normas al respecto pero los padres de familia temen que sus quejas generen represalias para sus hijos. Se supone que las secretarías de Educación deben imponer sanciones pero nada sucede hasta que se inicia el nuevo período y reaparecen los abusos. Yo me pregunto: ¿será que no se puede hacer nada?
Bien feas que son muchas de nuestras ciudades, pero además las descuidamos. El tema del afichaje salvaje y los grafitos son buenos ejemplos. Sin límites ni ninguna consideración se pegan afiches haciendo publicidad en el espacio público. Dado que se están anunciando productos, servicios o espectáculos sería fácil identificar el origen de esas operaciones de publicidad no autorizada. Algo similar ocurre con los grafitos en las paredes. Una cosa son expresiones artísticas que hay que proteger; otra bien distinta es el mamarracho que algunos desadaptados con aerosoles utilizan para ensuciar paredes con firmas y cualquier garabato. El descuido del espacio público destruye el patrimonio colectivo que debe ser preservado. Yo me pregunto si alguna vez las autoridades han sancionado a alguien por este tipo de violaciones.
Las normas de tránsito son otro ejemplo de irracionalidad. En Colombia, cualquier choque simple se convierte en un gigantesco atasco de tránsito. Los automóviles deben permanecer en su última posición, que obviamente no es la del choque, mientras llega la autoridad de tránsito a levantar un absurdo croquis en el cual se consignan versiones de los conductores que culpan al otro de lo acontecido. En una ciudad congestionada y sin vías, el tránsito colapsa mientras se cumplen estos formalismos. Este rito absurdo solo existe en Colombia. En las demás países del mundo el procedimiento no implica estorbar aún más el tránsito y la movilidad. Yo me pregunto: ¿será que nunca modificaremos esta norma que mucho tiempo nos hace perder y tantos enojos nos produce?
Nada es más lamentable que la calidad de los programas de la televisión nacional. Se copian descaradamente unos de otros y compiten sin creatividad. Si un canal pone un concurso el otro lo imita. Si es una telenovela sobre narcotráfico, el otro presenta una historia sobre la misma problemática. Y esto sucede a lo largo del año llenando los espacios de los noticieros con secciones de chismes cuyo único objetivo es promocionar las “virtudes” de la programación. Y esto dura meses y meses en una lucha por arañar el rating, lo único que les importa a los canales. Yo me pregunto si las autoridades del sector no pueden hacer nada para frenar estos abusos y mediocridad.
Tantas y tantas preguntas sobre temas que deberían remediarse pero que siguen produciéndose por la ausencia de un Estado que actúe. Sin duda lo que más escasea en Colombia es la voluntad de mejorar.