Algunos personajes marcan la vida de los actores y separarse de ellos se vuelve toda una osadía. Ese es el caso de Anthony Perkins, mayormente conocido por su interpretación del asesino atormentado de la película Psicosis de Alfred Hitchcock, no pudo separarse del personaje porque ambos compartían una historia similar.
La marca del personaje Norman Bates fue en parte por éxito mundial de la película de terror, lo que lo llevó a interpretar un personaje similar en otras producciones. Pero su relación más intima con el personaje va más allá de la fama.
Anthony Perkins era el actor perfecto para encarnar a Bates porque ya lo tenía interiorizado, era él. Perkins nació el 4 de abril de 1932, quedó huérfano de padre a los cinco años y tras eso quedó al cuidado de su madre, una mujer sobreprotectora y conflictiva que convirtió al hijo en un hombre tímido y callado.
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Según confesó el actor en entrevistas, a revistas americanas como People, la madre lo tocaba y lo acariciaba constantemente. Aunque no asegura que fuera un abuso sexual, permite inferirlo, porque además confesó haber desarrollado una relación posesiva hacia su madre, dijo que sentía celos cuando veía llegar a su padre a la casa a pesar de su corta edad.
Igual que Norman Bates, un hombre que dependía de su madre por ser huérfano. Al poco tiempo, la madre se consiguió un amante y el joven Bates desarrolló un profundo sentimiento de traición y reemplazo, por eso los asesinó y luego conservó el cuerpo de la mujer. Al final de la película, el personaje es capturado por la policía y el psiquiatra dice que está poseído por su madre.
Anthony Perkins también ocultaba un secreto, no un crimen como el de Perkins, pero sí un delito para la discriminatoria época. Era introvertido en sus relaciones interpersonales y con eso trataba de ocultar su homosexualidad, aunque se sabe que tuvo relaciones con otros actores como Grover Dale, Rock Hudson, Rudolf Nureyev o Tab Hunter.
Confesó después que su primera relación sexual con una mujer fue en 1939 y quizá por la imposición se casó con Berry Berenson a los 42 años, con ella, una fotógrafa hermana de la actriz Marisa Brenson, tuvo dos hijos Elvis y Oz. Algunos medios afirman que Perkins continuó teniendo relaciones con hombres mientras llevaba su vida de hogar, sin embargo, estuvo casado hasta el día de su muerte.
En medio del secreto, la necesidad de la cautela y la ignorancia de un virus asesino colado en el placer del sexo, Perkins terminó adquiriendo sida. Nunca quiso confirmar a los medios su padecimiento, estuvo en secreto y siguió actuando en otras producciones pero negó estar enfermo. En la etapa degenerativa y final, decidió encerrarse en su casa de California junto a su familia y finalmente murió el 12 de septiembre de 1992.
