Jean-Marie Faustin Goedefroid de Havelange fue reconocido por oficiar como presidente de la máxima entidad del fútbol en el mundo, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), desde 1974 hasta 1998.
Nació el 8 de mayo de 1916 en Río de Janeiro, Brasil.
Su padre, Faustin Havelange, fue un inmigrante belga quien se enriqueció con el comercio de armas. A lo largo de su vida, João se destacó en deportes como waterpolo y natación y llegó a representar a su país como nadador en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, cuando tenía tan solo 20 años.
Otra característica que lo diferenció del resto fue su buena predisposición para estudiar, ya que se dio a conocer desde muy joven por ser un estudiante con excelsas calificaciones, lo cual le permitió ingresar a la Facultad de Derecho de la Universidad Federal Fluminense.
Se graduó como abogado en 1940.
En 1952, volvió a competir con un seleccionado su país, esta vez fue en waterpolo, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, mientras que en 1956 fue designado líder de la delegación brasileña en los Juegos Olímpicos de Melbourne.
La vida de Havelange siempre estuvo ligada al deporte. Entre 1958 y 1975 fue presidente de la Confederación Brasileña de Deportes, mientras que entre 1955 y 1963 fue miembro del Comité Olímpico Brasileño.
La larga estadía en esos cargos le sirvió para conocer a distintas personas del medio dirigencial y tener múltiples contactos que eventualmente lo ayudarían a ser nombrado como presidente de la FIFA en 1974, sustituyendo a Sir Stanley Rous.
Durante su mandato en la máxima entidad del fútbol, Havelange se dedicó a promover varias estrategias de publicidad y marketing para hacer que este deporte fuera más rentable desde el punto de vista económico.
Gracias a su gestión los equipos empezaron a tener pauta publicitaria en su indumentaria, varias marcas reconocidas en el mundo se acercaron al fútbol y la FIFA comenzó a recibir ganancias monetarias por los derechos de las transmisiones de los partidos.
Havelange también es recordado por luchar incansablemente por la profesionalización del fútbol y por cambiar el sistema de clasificaciones para la Copa Mundial, pues esta pasó de jugarse con 16 selecciones en 1978, a realizarse con 32 combinados nacionales en 1998.
Por otra parte, Havelange también recibió grandes críticas por estar involucrado en actos de corrupción, al punto en que admitió en 2013 que había recibido sobornos en múltiples oportunidades. En su país, también fue acusado de lucrarse con actividades ilegales como el tráfico de droga y la venta clandestina de armas.
Después de su paso por la FIFA, regresó a vivir en su amada Río de Janeiro. A lo largo de su vida también fue propietario de una compañía de buses llamada Viação Cometa S/A y tuvo un gran número de acciones en la farmacéutica Orwec Química e Metalurgia Ltda.
El 16 de agosto de 2016 murió a sus 100 años de edad, en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro, a causa de una neumonía.
En 1952, volvió a competir con un seleccionado su país, esta vez fue en waterpolo, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, mientras que en 1956 fue designado líder de la delegación brasileña en los Juegos Olímpicos de Melbourne.
La vida de Havelange siempre estuvo ligada al deporte. Entre 1958 y 1975 fue presidente de la Confederación Brasileña de Deportes, mientras que entre 1955 y 1963 fue miembro del Comité Olímpico Brasileño.
La larga estadía en esos cargos le sirvió para conocer a distintas personas del medio dirigencial y tener múltiples contactos que eventualmente lo ayudarían a ser nombrado como presidente de la FIFA en 1974, sustituyendo a Sir Stanley Rous.
Durante su mandato en la máxima entidad del fútbol, Havelange se dedicó a promover varias estrategias de publicidad y marketing para hacer que este deporte fuera más rentable desde el punto de vista económico.
Gracias a su gestión los equipos empezaron a tener pauta publicitaria en su indumentaria, varias marcas reconocidas en el mundo se acercaron al fútbol y la FIFA comenzó a recibir ganancias monetarias por los derechos de las transmisiones de los partidos.
Havelange también es recordado por luchar incansablemente por la profesionalización del fútbol y por cambiar el sistema de clasificaciones para la Copa Mundial, pues esta pasó de jugarse con 16 selecciones en 1978, a realizarse con 32 combinados nacionales en 1998.
Por otra parte, Havelange también recibió grandes críticas por estar involucrado en actos de corrupción, al punto en que admitió en 2013 que había recibido sobornos en múltiples oportunidades. En su país, también fue acusado de lucrarse con actividades ilegales como el tráfico de droga y la venta clandestina de armas.
Después de su paso por la FIFA, regresó a vivir en su amada Río de Janeiro. A lo largo de su vida también fue propietario de una compañía de buses llamada Viação Cometa S/A y tuvo un gran número de acciones en la farmacéutica Orwec Química e Metalurgia Ltda.
El 16 de agosto de 2016 murió a sus 100 años de edad, en el Hospital Samaritano de Río de Janeiro, a causa de una neumonía.
