Sadako Sasaki y las mil grullas de papel

Jue, 25/10/2018 - 12:47
Sadako Sasaki se convirtió en un símbolo de la bomba de Hiroshima luego de sobrevivir al ataque, pero la tragedia la persiguió hasta que su última esperanza para sobrevivir a la radiación fue con
Sadako Sasaki se convirtió en un símbolo de la bomba de Hiroshima luego de sobrevivir al ataque, pero la tragedia la persiguió hasta que su última esperanza para sobrevivir a la radiación fue construir mil grullas de papel. Tenía dos años de vida cuando el ejército norteamericano lanzó la bomba atómica en su pueblo natal. Milagrosamente sobrevivió junto a su madre, suerte que no corrieron las más de 166 mil personas que murieron a causa de la explosión. Aunque vivía a más de mil metros del lugar donde cayó la bomba, fue su madre la que logró conservarla con vida. La abrazó y juntas salieron despedidas por una de las ventanas de la casa, eso evitó que sufriera daños graves. Pero las consecuencias de un ataque de ese tipo no se miden de inmediato. Diez años después, cuando estaba entrenando para ser una atleta profesional corriendo en pista, tuvo que detenerse de inmediato por un dolor en una de sus piernas, cuando se tocó sintió una inflamación leve. Su madre, que la acompañaba, la recogió y la llevó al médico, después de exámenes se descubrió que era leucemia aguda en las glándulas linfáticas. No podría volver a correr y con el tiempo perdería sus piernas. [single-related post_id="967734"] Estuvo en el hospital por mucho tiempo y cada vez sus piernas se veían peor. Sasaki perdía la esperanza de recuperarse. Otra enferma, llamada Chizuko Hamamoto, se acercó a ella para motivarla y darle algo de esperanza. Ella le contó la leyenda japonesa que dice que los dioses le ofrecerán un deseo absoluto a aquel que logre construir mil grullas de papel. La grulla es un símbolo tradicional de la cultura japonesa, signo de longevidad, y suelen entregarse a las víctimas de desastres naturales y tragedias como la guerra. Así empezó Sasaki, a doblar cualquier papel que encontrara en su habitación y le pidió a su madre que le llevara hojas con el fin de conseguir el objetivo lo más pronto posible. Dedicaba la mayor parte de su tiempo a construir el animal en origami. La niña estuvo involucrada en esa tarea hasta que el 25 de octubre de 1955, Sadako volvió a la desesperanza, dejó de comer y recibió la visita de su madre, ese día probó una cucharada de sopa y falleció de la mano de sus familiares. Sadako solo había logrado 640 grullas de papel, por eso los demás pacientes del hospital empezaron a realizar más pájaros de origami, al final, el cuerpo fue enterrado junto a las mil grullas que la leyenda estipulaba. En mayo de 2016, el presidente de Estados Unidos Barack Obama visitó Hiroshima y como no podía pedir perdón en nombre del gobierno, llevó dos grullas de origami hechas por él mismo como símbolo de reconocimiento.
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