De la pandemia, la economía, la seguridad y lo digital en este 2020

Sin duda, este 2020 será un año que nunca olvidaremos. Son muchos los aprendizajes y muchas las enseñanzas que nos deja a nivel global, en lo familiar, en materia de seguridad, en lo económico, en la educación y lo digital. ¡Como todo fin de año es bueno realizar balances, sacar conclusiones y reconocer errores!  

Esta pandemia ha resultado el mayor desafío para todas las naciones, en términos de salvaguardar  vidas humanas,  ha sido un gran holocausto global,  un millón ochocientas mil personas han muerto de los más de 80 millones de contagiados, sin embargo, es necesario reconocer que las estadísticas  son contundentes  y en materia de letalidad afortunadamente, no llega 0,0002 %;  en Colombia, la cifra no escapa a los porcentajes universales de 0.00027 % y lo que demuestra que se han tomado decisiones acertadas  y que las medidas de confinamiento  y bioseguridad han resultado bastante efectivas, a pesar del desconocimiento de todos los gobiernos, sobre el manejo de una enfermedad de tal envergadura. Las cifras deberían ajustar los adjetivos, a proporciones adecuadas, sin dejar de lamentar la pérdida de vidas.

Los sistemas de salud de los países han resultado más eficaces de lo que todos creíamos, han respondido en gran medida a tiempo y los tratamientos de recuperación y protocolos implementados -pese al desconocimiento de este virus- han resultados acertados. El ser humano ha dejado claro que, de las especies del universo, es la más resiliente y adaptativa, como lo señala Charles Darwin en su teoría de la evolución, así las cosas, puede decirse que esta amenaza, no puede considerarse una gran catástrofe.

Existen cifras alarmantes a causa de problemáticas que aún hoy, no logran mejorar, cada año, las muertes asociadas al hambre y contaminación ambiental (agua, aire) superan los siete millones en todo el mundo, lo cual, es una verdadera tragedia; al menos así lo reconoce la ONU y el foro económico mundial en un reciente informe; esto deja en una real dimensión las cifras de la covid-19. La comunidad internacional, tiene frentes de batalla pendientes, que no pueden desligarse de verdaderas medidas sanitarias, sociales y ambientales de alto impacto. Es necesario que, asuman en el futuro inmediato, medidas de prevención, para evitar las muertes por afectaciones coronarias (17 millones de personas) y profundizar en tratamientos para la cura del cáncer, la cual arroja cifras de 9 millones de muertes, entre otras.



 

En lo económico no ha sido distinto pese a las inequidades, asimetrías e informalidad de los sistemas. Hemos visto que, aunque esta pandemia ha evidenciado la fragilidad de las economías, ha sido esto mismo, lo que ha llevado a los gobiernos a rehacer sus políticas y tomar las medidas correspondientes para contener un gran colapso, sin dejar de reconocer que ha habido una gran amenaza a la seguridad alimentaria, que se ha visto seriamente afectada en todo el mundo. 

Podemos destacar que las medidas de financiamiento o de suministro liquidez para no frenar en seco la maquinaria, han resultados apropiadas y oportunas.  El mercado público de valores -que es un indicador de estabilidad- no ha colapsado y empiezan a corregir su tendencia últimamente; lo cual deja despejado el panorama para iniciar una recuperación fuerte, durante el próximo año. En términos de los economistas, las principales variables, se han mantenido en unas bandas muy positivas, para que la economía trascurra en un escenario estable. Si bien no podemos pedir un rápido crecimiento en estos tiempos, se debe impedir que no se “despeñen” las economías y se recuperen, aunque sea lentamente.

Hay que reconocer que las medidas de apoyo a los diferentes sectores económicos, han permitido que la economía no colapse y se haya mantenido, con lo cual, el tejido empresarial en su mayoría, ha podido solventar el pago a los proveedores, sus nóminas, seguridad social y los impuestos. En casi todos los gobiernos ha sido homogéneo el plan de choque: apoyo a las empresas, subsidios para vivienda, bajas tasas de interés para préstamos e incentivos al consumo.

No podemos olvidar los esfuerzos hechos para ayudar a las clases menos favorecidas, se han implementado medidas para garantizar a una gran parte de la población unos ingresos básicos, con lo cual se ha mitigado la afectación, que podría haber sido peor; pero, aunque estamos lejos de que la economía vaya por los rieles de la igualdad, de no tomarse estas medidas, la situación podría haber sido peor. Sin embargo, si las brechas no se resuelven con medidas de justicia social, con generación de empleo, no va a ser sostenible ninguna economía; sino se formaliza y se le da estabilidad al empleo, la sociedad no avanza; no cabe duda que la desigualdad, es un gran enemigo de la viabilidad de un estado.  Todos los gobiernos han coincidido en que además de proteger la salud pública, el empleo, es el principal imperativo de la post- pandemia.

Otro aspecto que hay que destacar, es que el desempeño económico de Colombia, no ha estado lejano de las economías similares y fue la que menos se deprimió. El tercer trimestre no fue el mejor, pero el repunte del cuarto trimestre, hace pensar que el futuro no es tan oscuro como algunos han querido hacerlo ver; esto se explica por la procedencia y la oportunidad de las medidas, sobre todo en dos aspectos: en el apoyo empresarial y en los ingresos solidarios. 

A nivel empresarial resultó muy acertado el subsidio de nómina, sin duda, permitió que muchas empresas no murieran en el intento, muchas enjugaron sus pérdidas de clientes y de cartera, pero, sobre todo, esta medida permitió detener un efecto dominó, que hubiese sido catastrófico con visos de una economía de guerra. 

El ingreso solidario y la ampliación de la base de los subsidios, a los programas para jóvenes y adultos en acción, permitieron que no perdieran su capacidad de consumo y con ello garantizaron la provisión de alimentos y el pago de los servicios públicos. Este tipo de medidas, con cargo al presupuesto, nos enseñaron que los subsidios a la demanda, llegaron para quedarse en cualquier coyuntura, así, se favorece la irrigación de recursos a todos los estamentos de la sociedad y se vuelven mucho más eficaces, por cuanto que el recurso llega en el momento justo y para lo que necesita la gente.

A nivel político, debemos reconocerle al gobierno nacional que  ha podido manejar la protesta social y la polarización, sin palabras estridentes, manteniendo la mesura y  eliminando los escándalos políticos propios de los gobiernos corruptos, lo cual  ha permitido una gobernabilidad encausada a mantener los niveles de institucionalidad,  a pesar que algunos mandatarios locales han querido saltarse la Constitución Nacional; la opinión reconoce que el gobierno lo ha hecho bien y le corresponde a los gobiernos locales, ajustar la políticas para mejorar la percepción de seguridad que tanto se requiere, debiendo sumar apoyos de la instituciones como la policía y de todos los estamentos sociales, como las cámaras de comercio, los gremios y de más grupos sociales activos, como las juntas de acción comunal.

También, hay que pensar que se viene un reto en materia de seguridad ciudadana que va a poner a prueba, todo el sistema social, lo cual requiere liderazgo y visión, para superar las endemias del pasado como la falta de coordinación interinstitucional y la falta de eficacia contra las estructuras delincuenciales y los delitos del narcotráfico y la violencia generalizada.

No podemos seguir olvidando al sector agrícola, el cual  no ha contado con el apoyo necesario y por ello, hemos visto como los campesinos han tenido que salir a vender sus cosechas en las carreteras, una situación bastante penosa, vergonzosa e injusta; hace falta que el gobierno provea los mecanismos para comprar las cosechas agrícolas y se busque la  comercialización, al fin y al cabo, los gobiernos son dueños de las centrales de abastos del país; esto debe ser indispensable y permanente: por la seguridad alimentaria, por la protección al campesino y al empleo rural. La vocación agrícola que tiene el país, sirve de acicate en zonas de violencia y de generación de empleo rural en otras, de esa manera también evitamos el desplazamiento y por ende los cinturones de miseria en las ciudades.  

Es imperativo para el  gobierno y  para la economía, que se  ponga más dinero en los bolsillos de los colombianos; debemos asumir con más compromiso los subsidios, las rentas básicas de todos los colombianos, favorecer a los jóvenes y mujeres que no estudian ni trabajan,  creando oportunidades empresariales con capital semilla por proyecto, a través de Bancoldex, el cual, debe convertirse en un banco de desarrollo para todos los colombianos, así eso signifique  más   deuda  pública, pero puede significar en términos del crecimiento, dos puntos porcentuales y en materia de empleo, la formalización, 1,2 millones de empleo, esos serían los efectos inmediatos de esas medidas, según los analistas y expertos.

Al actual gobierno el próximo año le corresponde abordar reformas estructurales a saber:

  1. La reforma fiscal en la búsqueda de un Estado pequeño pero eficaz; por lo tanto, resulta necesario reformar algunas instituciones; volverlas más técnicas, es decir, necesitamos más entes como el SENA y el ICETEX, con subsidios a la demanda no reembolsables, más agencias profesionales y menos institutos, a fin de liberar más recursos para subsidios directos.  También, eliminar algunas instituciones culpables de las debacles ambientales como la contaminación de los ríos, las lagunas y la falta de protección de los Páramos.
  2. La reforma a la justicia debe afrontarse de una vez por todas, con toda decisión para evitar el choque de trenes que distorsiona la finalidad de la justicia y enfocarse en el servicio público de justicia, con estándares mundiales, en donde se requiere más jueces y fortalecer la ley general del proceso, a fin de que se logre ese objetivo teleológico de pronta y cumplida justicia.
  3. La reforma tributaria, debe cumplir con el viejo anhelo de eliminar   privilegios, que tienden a favorecer a algunos sectores, que abren un hueco fiscal de más de 12 billones; se debe hacer un estatuto más sencillo y simple, que equilibre los impuestos de personas naturales y personas jurídicas, como en otras latitudes, en donde las personas naturales, son las que más aportan y así, se vuelve más dinámico el recaudo de ingresos para el Estado.
  4. La reforma catastral a nivel nacional, para que paguen más impuestos los bienes improductivos y se ajusten los impuestos prediales a los precios del mercado, así se mejoran las finanzas locales y departamentales.
  5. La reforma laboral, que debe estar basada en la disminución de los costos   que son los más altos de América latina y que la flexibilidad determine la libertad del mercado laboral. Alguna propuesta del Congreso en esta materia, está por disminuir la jornada laboral, pero esto significa reducir los ingresos de las personas al no poder ganar horas extras; al contrario, existen otras prioridades, como legalizar y regular las contrataciones para el trabajo en casa y las plataformas digitales, que pueden pauperizar el empleo y no aportar lo suficiente en la seguridad social como corresponde. La reforma debe permitir otras formas de contratación, a fin de formalizar a 4,5 millones de colombianos declarados trabajadores informales   y se puedan contratar por horas, con el cumplimiento de pagos a seguridad social. La preocupación es que la mayoría son jóvenes y mujeres quienes están en la informalidad.

Se debe poner la lupa a las familias, las cuales afrontaron con dignidad esta pandemia, cuidándose y cambiando la forma de relacionarse con la economía, se disminuyó la brecha digital en muchos casos en las ciudades y aumentando la cobertura en el campo y en las familias más vulnerables; la economía digital hizo su irrupción y llego para quedarse. El gasto de las familias, se centró en temas específicos como el cubrimiento de las necesidades básicas y la mejoría en su capacidad de ahorrar; esto será importante en la recuperación económica, porque esos dineros encausados, permitirán mejorar la demanda agregada.

Las familias pueden recuperar la industria turística nacional que ha estado relegada a su mínima expresión, el sector debe comprometerse con la bio-protección y tiene que estar acompañado de la seguridad; este puede ser uno de los sectores que puede jalonar la recuperación y el empleo a nivel nacional, teniendo en cuenta el potencial que tienen nuestras regiones para desarrollar esta industria. 

Las familias serán clave en la dinamización de la industria de la construcción, accediendo a vivienda VIS y no VIS, ahí puede estar la verdadera dinámica de la economía, por la capacidad de las familias, para aumentar su gasto en vivienda con subsidios, con ventajas tributarias y financieras.

Son las familias, los verdaderos dinamizadores de la educación virtual y digital enfocando en temas de innovación en la era digital, como la seguridad cibernética, el data análisis y las nuevas tecnologías, combinándolas con un proceso semipresencial.

Así las cosas, el 2020 ha significado un cambio en los conceptos cotidianos de nuestras vidas, pero a su vez, ha representado un cambio para generar hábitos positivos y en general, cambiar la mentalidad de los gobiernos, de las familias y de las autoridades económicas y sanitarias, rompiendo paradigmas, entonces, se aplica el reconocido adagio popular: ¡No hay mal, que por bien no venga!

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