Los mundiales están plagados de historias, cada cuatro años se escribe una distinta, unas entorno al fútbol: goles inolvidables, jugadas maravillosas o una que otra espinosa polémica. Sin embargo hay unas fuera del juego que resultan ser determinantes y que jamás saldrá de la memoria de todos.
Es el caso de Pickles, un perro inglés que en 1966 se convirtió en el héroe de aquella Copa del Mundo, cuya acción fue aplaudida y reconocida por todos, hasta por la misma Reina Isabel II, pero que tuvo un trágico final.