Poco a poco la Fórmula Uno, máxima carpa del automovilismo, va perdiendo interés entre el público amante de la velocidad. Atrás quedaron la competencia cabeza a cabeza entre escuderías como Ferrari, McLaren y Williams que finalizaban la temporada con puntajes apretados que definían un campeonato.
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Hoy la realidad es otra, equipos que no soportan el alto sistema financiero por mantenerse vigentes en una temporada deciden no participar reconociendo una profunda crisis que empaña la Fórmula Uno.
Caterham y Marussia no van más
La quiebra técnica por parte de la escudería ‘verde esmeralda’ fue notificada a la FOM (Formula One Management) quien le concedió el permiso a la escudería malaya para que estuviera ausente durante los premios, en Austin y Brasil, teniendo una leve esperanza de cerrar el año en la última carrera como lo es Abu Dhabi.
Por su parte, el equipo ruso dirigido por John Booth siguió los pasos de su colega que ostenta pérdidas superiores a los 170 millones de euros desde que llegó a la Fórmula 1 en el 2010. Casi 200 trabajadores podrían perder sus empleos ante la quiebra del equipo.
Esas bajas de Caterham y Marussia dejarán con solo 18 monoplazas la parrilla de salida de la F1 durante las próximas carreras. Y, si no cambian mucho las cosas, esa situación podría continuar en 2015, lo que, sin duda, obligaría a la FOM y la FIA a mover fichas. No hay que olvidar, además, que Sauber también atraviesa una situación crítica y podría ampliar la lista de bajas.
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La carrera que se convirtió en una farsa
Un antecedente que marcó y empañó la historia de la Fórmula 1 ocurrió en Estados Unidos.
Foto: AFP
Corría el mes de junio de 2005 y el mítico ovalo de Indianápolis, que por ese entonces se transformó en circuito para recibir a la máxima categoría, fue testigo de cómo Michael Schumacher ganaba una carrera disputada con tal solo seis carros.
¿Qué pasó?
Durante la sesión de prácticas del GP al piloto Ralf Schumacher (Toyota) se le explotó una llanta al pasar por la curva 13 dejando al descubierto los problemas técnicos de adherencia de ese fin de semana por parte del fabricante Michelin, quien por ese entonces era la empresa proveedora de neumáticos para siete escuderías. La empresa realizó pruebas e informó a las escuderías que usan sus neumáticos que no podía garantizar la efectividad ni la seguridad de sus llantas.
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Los equipos y la empresa francesa solicitaron a la Federación Internacional de Automovilismo autorizar el cambio de neumáticos o instalar una chicana en la curva 13, para forzar la disminución de la velocidad en ese tramo en beneficio de la seguridad de los pilotos.
Sin embargo, la FIA se negó, a pesar de que Michelin mandó traer desde Francia neumáticos con componentes similares a los empleados en el pasado Gran Premio de España para un mejor desempeño. Ferrari, Jordan Grand Prix y Minardi, escuderías que usan los neumáticos japoneses Bridgestone, también se opusieron.
¿Abucheos van abucheos vienen?
Así, las escuderías Williams, Renault, McLaren, Toyota, Red Bull Racing, Sauber-Petronas y BAR-Honda ordenaron a sus pilotos no correr el Gran Premio de Estados Unidos en Indianápolis. Después de cumplir la vuelta de calentamiento, los catorce monoplazas se devolvieron a boxes, lo que dejó la carrera con tan sólo seis autos en competencia.
La denominada farsa fue el detonante para que los 120.000 fanáticos que asistieron al Circuito de Indianápolis reaccionaran lanzando botellas de agua y latas de cerveza, mientras exigían la devolución del dinero y otros se marchaban furiosos.
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A pesar de eso, el Gran Premio fue ganado fácilmente por Ferrari, que hizo el 1-2 con Michael Schumacher y Rubens Barrichello, quienes no celebraron en el podio, a diferencia del portugués Tiago Monteiro, de Jordan, que quedó tercero.
La FIA nadando en lodo
El incidente afecta los intentos de la FIA por popularizar la Fórmula Uno en Estados Unidos, un territorio que prefiere los campeonatos Nascar e IndyCar.
Ecclestone ya ha dejado entrever que si el número de monoplazas cae por debajo de 20, se activaría una cláusula que permite la inclusión de un tercer coche por equipo, ya que los acuerdos comerciales firmados exigen un mínimo de monoplazas en pista.
La gobernanza de la F1 es un tema un tanto complicado. Las reglas son potestad de la FIA, los contratos son cosa de Bernie con los equipos de una parte y de otra con los circuitos. Cada uno de estos contratos es individual y secreto, lo que dificulta la negociación.
Los equipos quieren más dinero de Bernie. Los circuitos no pueden pagar ya lo que pide Ecclestone. Y la FIA quiere recuperar todo el poder perdido en la categoría.
A esto se suma que ciertas reglas requieren unanimidad por parte de los equipos para ser aceptadas. Al Grupo de Estrategia de la F1 sólo tienen acceso los seis equipos grandes, cuyos intereses difieren de los otros cinco.
Con esto es incierto el futuro de la F1 aún la gente es escéptica a lo que pueda suceder en un futuro, sin embargo, los conocedores de vieja data poco a poco se van alejando, el aforo en las gradas se va disminuyendo por eso la FIA ha recurrido a explorar nuevos países con poder económico como lo son Rusia, China y Abu Dabi.
Fórmula Uno, entre problemas económicos y escándalos
Sáb, 01/11/2014 - 09:55
Poco a poco la Fórmula Uno, máxima carpa del automovilismo, va perdiendo interés entre el público amante de la velocidad. Atrás quedaron la competencia cabeza a cabeza entre escuderías como Ferr