Partido de auténticos candidatos. Por un lado, el equipo paisa, que revivió en la última jornada de la fase de grupos. Por el otro, el vigente campeón: Atlético Mineiro. El equipo brasileño llegó a Medellín con el fin de llevarse al menos un punto para rematarlo en casa, y en 90 minutos se lo llevó, pero en el descuento, la batalla David vs Goliat tendría un capítulo más.
De brasileño solo los nombres. El conjunto aurinegro apostó por esperar replegado y mirar que intentaba el cuadro local. Luego de un comienzo en el que ambos se estudiaron, el ‘Verde’ asumió el protagonismo y metió en un arco a un Mineiro que encontró seguridad en Víctor, el mismo arquero que amargó a Independiente Santa Fe.
Muchos fueron a ver la magia de Ronaldinho y les tocó conformarse con las atajadas del guardameta. Hizo alguna que otra jugada en que destiló la magia, puso pases exquisitos, pero este 10 de Atlético Mineiro no es el mismo que supo ser el mejor del mundo, tampoco el de la temporada anterior donde la Copa se quedó en Belo Horizonte.
Duque la tuvo y Víctor dijo no. Sherman Cárdenas se hizo amo y señor del juego, pero el portero no sucumbió ante él. Por derecha, izquierda o el centro, la resolución fue una sola: atajó Víctor. Con ese panorama, y con el anhelo que todo cambiase en la segunda mitad, se fueron al descanso.
El ‘Verde’ entró en desesperación. Cada jugador quiso hacer la heroica y remataron de larga distancia hasta la saciedad. Cuando el esférico no se dirigió a la tribuna, era el propio Víctor el que se lucía volando de lado a lado.
Un minuto para la salida de Dinho. El Atanasio se puso de pies y lo aplaudió, como si fuera ídolo verdolaga. Ronaldinho, falto de fútbol pero lleno de grandeza, reverenció a los más de 44.000 asistentes al estadio de Medellín y dejó el campo en virtud de Guilherme. Los hinchas, contentos por la presencia del crack, también aplaudieron el esfuerzo de su equipo que se encaminaba a un empate inmerecido.
Pero en la noche de Ronaldinho, Sherman Cárdenas fue quien escribió la última página. El pequeño jugador recibió la pelota en tiempo de descuento, gambeteó rivales y sacó un zurdazo que depositó en el único resquicio donde el gigante Víctor, que atajó de todo en la noche, no pudo llegar. La pedrada final fue la que venció la valla del equipo de Belo Horizonte, que regresa a Brasil sin nada y pensando como limpiar la pálida imagen entregada en Medellín y hacer algo diferente en la vuelta, donde el ‘Verde Paisa’ se llevó un triunfo justo y merecido.
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