A partir del miércoles, conforme a las reglas de las Naciones Unidas, Estados Unidos está oficialmente fuera del acuerdo mundial sobre el cambio climático. A continuación, presentamos cómo ocurrió, qué significa y qué podría pasar después.
¿Cómo llegamos aquí?
No te preocupes si creíste que Estados Unidos había renunciado al acuerdo mundial sobre el cambio climático hace mucho tiempo. Desde 2017, cuando el presidente Donald Trump anunció sus intenciones de abandonar el pacto, ha hablado sobre el retiro como si fuera un hecho. Sin embargo, en realidad, salir del Acuerdo de París ha sido un proceso prolongado.
El 4 de noviembre de 2019, la fecha más anticipada en que las reglas de la ONU permitían que un país comenzara el proceso final de retirada, el secretario de Estado, Mike Pompeo, presentó el papeleo para hacerlo. Finalizó de manera automática un año después. Por lo tanto, a partir de la mañana del miércoles, Estados Unidos oficialmente ya no forma parte del grupo de naciones comprometidas con solucionar el cambio climático.
Trump ha dicho que el Acuerdo de París “mata trabajos” y que iba a “castigar al pueblo estadounidense mientras enriquece a países contaminadores extranjeros”.
Sin embargo, técnicamente, el Acuerdo de París no le exige nada a Estados Unidos. De hecho, ni siquiera es un tratado. Es un acuerdo no vinculante entre países de todos los niveles de riqueza y responsabilidad por el cambio climático, que tiene como objetivo reducir las emisiones a nivel nacional.
En esencia, el acuerdo une las promesas voluntarias para reducir emisiones de todas las naciones en un solo foro, en el que existe el acuerdo de que los países establecerán objetivos más restrictivos con el tiempo.
urante el gobierno del presidente Barack Obama, Estados Unidos prometió que para 2025 iba a reducir sus emisiones un 28 por ciento por debajo de los niveles de 2005, pero el progreso de esa meta se detuvo cuando Trump entró en funciones.
Hay algunos requisitos de presentación de informes para garantizar que los países estén progresando, pero el gobierno de Trump los incumplió y hasta ahora no ha sufrido ninguna consecuencia.
¿Quién sigue dentro y qué están haciendo?
Casi todas las naciones del mundo. De los 195 países que firmaron el Acuerdo de París, 189 procedieron a adoptar de manera formal el acuerdo. En un inicio, Nicaragua y Siria rechazaron su apoyo al pacto, pero a la postre ambas naciones se unieron al compromiso.
Hasta el miércoles, además de Estados Unidos, los países que en un inicio firmaron, pero no asumieron de manera formal el Acuerdo de París son los siguientes: Angola, Eritrea, Irán, Irak, Sudán del Sur, Turquía y Yemen.
Hasta ahora, ningún otro país ha seguido los pasos de Estados Unidos y ha renunciado al Acuerdo de París. En algún momento, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, amenazó con hacerlo, pero luego se echó para atrás.
En semanas recientes, ha habido una serie de ambiciosos compromisos climáticos en Europa y Asia. El mes pasado, el Parlamento Europeo votó para reducir las emisiones un 60 por ciento para 2030, con la meta de lograr la neutralidad de carbono para 2050. El consejo de ministros de la Unión Europea ahora considerará esa medida. China prometió alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. A ese compromiso le siguieron los de Corea del Sur y Japón, los cuales prometieron lograr las cero emisiones en 2050.
“Todavía hay un impulso para seguir adelante, incluso con la salida de Estados Unidos”, comentó Alden Meyer, un director de la Unión de Científicos Preocupados y veterano de 30 años en las negociaciones climáticas internacionales.
“La pregunta es: ¿Seguirá sin el compromiso total de Estados Unidos?”, cuestionó Meyer.
¿Las emisiones de efecto invernadero de Estados Unidos alcanzarán sus puntos más altos?
No necesariamente. Por sí sola, la salida del Acuerdo de París no implica que Estados Unidos dejará de atender el problema del cambio climático.
Por otro lado, sí denota que el gobierno federal ha abandonado formalmente, al menos por ahora, el objetivo de Obama de reducir para 2025 un 28 por ciento el nivel de las emisiones producidas en 2005.
En realidad, Estados Unidos bajo el mandato de Trump descartó ese objetivo hace años. En este momento, estamos más o menos a medio camino de la meta de la era de Obama y no estamos perfilados para cumplirla. Por lo tanto, aunque es probable que no aumenten las emisiones, tampoco se reducirán lo suficiente como para evitar los peores efectos del cambio climático.
¿El retiro de Estados Unidos es definitivo?
No. Cualquier presidente futuro podría tomar la decisión de regresar.
El exvicepresidente Joe Biden ha prometido que desde el primer día de su mandato reingresará a Estados Unidos al Acuerdo de París. En términos prácticos, eso quiere decir que el día de la investidura presidencial, el 20 de enero, su gobierno enviará una carta a la ONU para notificarle la intención de Estados Unidos de reincorporarse. El regreso de Estados Unidos sería oficial 30 días después.
Lo más probable es que los otros países le den algo de tiempo al gobierno de Biden para recuperarse, pero también que esperan ver señales tempranas y firmes de que Estados Unidos tiene planes significativos para reducir las emisiones de los autos, las plantas eléctricas y otras fuentes.
Para cuando Estados Unidos se una al resto de los países en la siguiente conferencia climática de la ONU, programada para noviembre del próximo año en Glasgow, Escocia, se espera tener un objetivo de reducción de emisiones incluso más ambicioso que el de la época de Obama.
Si Estados Unidos permanece fuera del acuerdo, todavía podría tener voz en negociaciones climáticas de la ONU. Esto se debe a que seguiría siendo miembro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el organismo que creó el Acuerdo de París.
Sin embargo, el estatus de Estados Unidos se limitaría al de observador, es decir que sus negociadores tendrían permitido asistir a las reuniones y trabajar con otros países para dar forma a los resultados, pero no tendrían voto en la toma de decisiones.
Por: Lisa Friedman