Tras el Acuerdo de París, firmado en 2015, se estableció el compromiso de limitar el incremento de la temperatura media global en un máximo de 2 grados centígrados para combatir el cambio climático. Este pacto pide a los 195 países firmantes que reduzcan las emisiones de CO2 a la atmósfera derivadas de la actividad industrial, la generación de energía eléctrica, la calefacción o el transporte.
Por eso, para mitigar el impacto, un equipo de científicos, liderado por Juan Alcalde, investigador español de la Universidad de Aberdeen, aseguró en un estudio publicado en Nature Communications que la captura y almacenamiento geológico de este gas de efecto invernadero es una herramienta segura para luchar contra el calentamiento global.
Indicó que no se podrá cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2 a menos que se implementen acciones como la de introducción del gas al subsuelo, y que también se incremente la producción y empleo de energías renovables.[single-related post_id="888134"] Los autores reunieron una gran cantidad de datos a escala global sobre acumulaciones naturales de dióxido de carbono y metano. A esto se añadió la información histórica disponible relacionada con la producción de la industria de los hidrocarburos: almacenamiento de gas natural, sondeos de inyección y experimentos de laboratorio. Con la información que recolectaron, los investigadores generaron un modelo de almacenamiento geológico de CO2 y realizaron diferentes simulaciones para obtener predicciones sobre el comportamiento del gas almacenado durante los siguientes 10.000 años. Ese simulacro permitió integrar todos los posibles factores y procesos que ocurren durante el almacenamiento del gas, como por ejemplo el “atrapamiento” natural del dióxido de carbono que se produce en el interior de las rocas en forma de burbujas microscópicas, o la disolución del gas en el agua existente en el interior de ciertas formaciones de rocas en el subsuelo. Con todo eso analizado, la solución de guardar el CO2 es cada vez más viable. “La seguridad en el almacenamiento de CO2 es una preocupación perfectamente comprensible. Nuestro trabajo muestra que el almacenamiento subterráneo de este gas es seguro a largo plazo y, por lo tanto, constituye una herramienta fundamental para combatir el cambio climático”, finalizó Alcalde.