
La madrugada del 23 de agosto se convirtió en una pesadilla para Manuela Vergara Salazar, una joven colombiana de 27 años que trabajaba como bartender en el bar La Oficina, ubicado en Queens, Nueva York. Durante un espectáculo con fuego en el establecimiento, un líquido inflamable alcanzó su cuerpo y en segundos quedó envuelta en llamas, sufriendo quemaduras de segundo y tercer grado en casi el 80 % de su piel.
De acuerdo con testigos, el bar no contaba con extintores ni medidas de seguridad. Nadie reaccionó de inmediato para auxiliarla y fue un amigo quien intentó apagar las llamas lanzándose sobre ella. La administración del local tampoco llamó a una ambulancia: un empleado decidió trasladarla en un vehículo particular al Hospital Elmhurst, desde donde posteriormente fue remitida al Hospital Cornell, centro especializado en quemaduras.
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La familia denuncia que durante el trayecto uno de los trabajadores realizó llamadas en las que pedía “borrar los videos” del hecho, lo que abre la sospecha de un posible intento de encubrimiento por parte del establecimiento.
¿Qué se sabe sobre su estado de salud?
Manuela permanece en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), bajo sedación intermitente y alimentación por sonda. Los médicos han advertido que necesitará al menos dos cirugías reconstructivas y un largo proceso de recuperación. Su condición es delicada, aunque estable, y el impacto emocional también es evidente: según sus familiares, la joven, madre de un niño de dos años, ha expresado su angustia por las secuelas físicas que le dejó el accidente.
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La familia Vergara ha emprendido acciones legales en contra de los propietarios del bar por negligencia y falta de protocolos de seguridad, además de exigir que la investigación de la policía de Nueva York avance con celeridad. Hasta el momento no se reportan capturas, pero el caso ha despertado preocupación en la comunidad latina residente en Queens, que pide mayor control a locales nocturnos que realizan este tipo de espectáculos.