La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, informó que uno de los factores que más ha contribuido para que el negocio de la siembra de coca pierda rentabilidad en el campo es que los precios que recibe el cultivador no reaccionan, están en los mismos niveles de los últimos años, por lo que el campesino no tiene nuevos o mayores incentivos para sembrar.
Leonardo Correa, coordinador técnico del proyecto Simci, Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, de la UNODC, precisó que esta tendencia se viene consolidando. Los campesinos hace tiempo que dejaron de enriquecerse debido al cultivo de coca, los precios no compensan los riesgos que sí son cada vez mayores, ya que los cultivos pueden ser afectados por aspersión o erradicación manual.
Según Correa, un factor importante que explica la tendencia es que se han atacado todos los eslabones de la cadena, no solo la producción de droga, sino que también se lograron fuertes impactos en el desmantelamiento de bandas criminales y capturas de jefes clave, esto hace que los campesinos encuentren más difícil comercializar los productos derivados de los cultivos de coca.
Naciones Unidas, sin embargo, llama la atención que en algunos lugares del Pacifico se ha encontrado una reactivación, los precios de compra de la hoja se han incentivado y se ha comenzado a manejar a nivel de mercado, así mismo resaltó lo importante de mantener las señales de alerta, como la resiembra que es un factor que sigue generando preocupación.
Correa indicó que en este año la suma geográfica de las áreas erradicadas manualmente y por aspersión suman más de 100 mil hectáreas, que están propensas a ser resembradas, “pero el esfuerzo que se ha tenido que hacer es muy grande, si se reducen esos esfuerzos es muy probable que no se pueda mantener la tendencia a la reducción que se viene registrando”.
Un factor de alerta es que los campesinos ya no estén procesando ellos mismos la coca, se asocian a otras personas, que posiblemente sean expertos, estén haciendo la transformación. Eso se traduce en que va a ser posible extraer más alcaloide, es decir producir más cocaína con menos hojas y por supuesto con menos hectáreas.
UNDOC resalta la importancia de mantener los sistemas de monitoreo no solamente respecto al área sembrada con coca, sino a la capacidad que están teniendo los cultivadores para extraer el alcaloide de la hoja. Otra alerta clave detectada es el hecho de que los cultivos estén disminuyendo en las regiones, no necesariamente implica que las condiciones locales se estén mejorando, lo que se convierte en un factor de preocupación permanente, porque las comunidades y los territorios siguen siendo propensos a la aparición de nuevas formas de delito, “no es el gran logro la disminución de los cultivos ilícitos si en los territorios se mantienen condiciones de vulnerabilidad y se mantiene presencia de grupos armados desarrollando otro tipo de actividades ilegales”.
Por su parte, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, indicó que el informe entregado por la oficina de Naciones Unidas, que mostró una reducción del 25% de las hectáreas sembradas con coca, representa las cifras más bajas de producción potencial de cocaína en la historia del país. Pero el problema de la ilegalidad no termina con la reducción de los cultivos ilícitos, esta disminución en algunas zonas se está viendo asociada con la aparición de actividades de minería, como en la Serranía de San Lucas ubicada en los Andes colombianos, en Antioquia y Bolívar.
Para los campesinos ya no es rentable sembrar coca
Vie, 09/08/2013 - 06:30
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC, informó que uno de los factores que más ha contribuido para que el negocio de la siembra de coca pierda rentabilidad en el campo