
Mientras el sistema de salud colombiano tambalea, la narrativa también se sacude. En su alocución del 15 de julio, el presidente Gustavo Petro marcó un quiebre discursivo y político: trasladó la culpa del colapso financiero de las EPS a las propias EPS, no al Estado.
Con cifras, advertencias y una amenaza velada de intervención total, el mandatario no solo defendió su postura, sino que dejó claro que la reforma a la salud no es una opción ideológica, sino una urgencia estructural.
En el radar:
1. La deuda no es del Estado: es de las EPS con los prestadores
Petro fue tajante: el Gobierno no le debe a las EPS. Son las EPS las que deben miles de millones de pesos a clínicas, hospitales e IPS públicas y privadas. Una narrativa que desmonta el argumento de crisis provocada por el Ejecutivo.
2. Más de 100 billones: la cifra del desfalco
Según el presidente, la deuda acumulada de las EPS podría superar los 100 billones de pesos —más del triple de lo estimado por la Contraloría—, si se calcula a valor presente. La calificó como “el mayor desfalco de dinero público en la historia de Colombia”.
3. Intermediación bajo la lupa: ¿quién se enriqueció?
Petro responsabiliza directamente a los dueños privados de EPS y gestores farmacéuticos, que —según él— convirtieron recursos públicos en patrimonio privado. No mencionó nombres, pero exigió que sean ellos quienes respondan por la deuda, no el erario.
4. Advertencia: posible intervención total del sistema
Petro lanzó una amenaza institucional: si no se aprueba la reforma a la salud, el sistema completo podría ser intervenido por el Estado, bajo el argumento de violaciones constitucionales en la garantía del derecho a la salud.
5. Radiografía de una quiebra anunciada
• De 29 EPS activas, solo 5 cumplen los requisitos financieros mínimos.
• El 89 % de los afiliados está en EPS técnicamente inviables.
• La Nueva EPS, la más grande del país, no presenta balances desde 2023.
• Las quejas se disparan y aumentan los cambios de tratamientos sin respaldo médico.
6. ¿Y ahora qué?
Lo que se está jugando ya no es solo una reforma, sino el modelo mismo. Petro plantea un sistema sin aseguradoras privadas, con gestión estatal directa de recursos, y un cambio de fondo en la arquitectura de la salud pública en Colombia.
Este no es solo un enfrentamiento técnico o político. Es una batalla por el relato, el poder sobre el sistema de salud y la verdad detrás de su crisis.
Hoy, el Gobierno se sacude la culpa y apunta al sector privado. Pero la pregunta sigue abierta:
¿Quién pagará realmente el costo de este colapso?