
En un intento por controlar el tráfico sexual, una nueva ley en Nueva York multa con diez mil dólares, y hasta cancela la licencia de conducir, a aquellos taxistas que recojan prostitutas y les cobren un porcentaje del dinero que se ganan vendiendo su cuerpo. Esta nueva ley hizo que muchas mujeres que se visten con faldas cortas y hot pants organizaran una protesta argumentando que no hay forma de identificar a una prostituta de una mujer que sencillamente se viste de una manera sexy.