La hemofilia es una enfermedad hematológica hereditaria, con lesiones ortopédicas características. Afecta a individuos varones y presenta un déficit de factores de la coagulación que provoca hemorragias incluso espontáneas.
Hasta las últimas décadas del siglo XX, el ejercicio físico y el deporte no formaban parte de las posibilidades de las personas con hemofilia (PCH). Sin embargo, hoy en día se sabe que, por el contrario, es necesario que estos pacientes realicen ejercicios desde jóvenes para que su desarrollo se acompañe de articulaciones flexibles y músculos en buenas condiciones que disminuyan el riesgo de hemartrosis espontáneas y faciliten la pronta recuperación e integración a sus actividades luego de un episodio hemorrágico.
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Naiari Fernández, Fisioterapeuta del Banco Municipal de Sangre de Caracas, explicó que “el 80% de las hemorragias en las PCH son a nivel musculoesquelético, por lo tanto uno de los objetivos en ellos, es evitar que las lesiones dejen secuelas que lleguen a limitar su funcionalidad.
La mejor forma de lograrlo es con prevención y en este sentido, además de administración de factores de coagulación en forma regular o tratamiento profiláctico ajustado al tipo de hemofilia, se recomienda la práctica de actividades físicas que no sólo traen beneficios físicos, como el aumento de la fuerza muscular y el equilibrio, sino también a nivel psicológico y social.
La especialista agregó que la recomendación de ejercicios dependerá del estado del paciente y lo que se busca conseguir con cada persona. Al igual que con los medicamentos, un programa de ejercicios dará mejores resultados cuando un profesional, después de una evaluación completa, determine las rutinas apropiadas que se adapten a los objetivos de cada persona.
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Un plan para cada necesidad
Los objetivos principales de los ejercicios para las PCH son aumentar la resistencia, la fuerza muscular, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación, entre otros. En términos generales, el deporte recomendado por excelencia es la natación ya que el riesgo de lesión es bajo, trabaja todo el sistema musculoesquelético y tiene efectos sobre el sistema cardiovascular y respiratorio, pero en caso de pacientes con lesiones (quistes en el hombro por ejemplo) deberá modificarse la práctica porque la brazada puede llegar a generar dolor. Ésta es otra razón por la cual es imprescindible que, antes de comenzar cualquier programa de ejercicios o deporte, se haga una evaluación previa.Múltiples beneficios
Para finalizar, Naiari Fernández destacó que son múltiples los beneficios que conlleva la actividad para mejorar el estado general de las PCH. A nivel biológico, contribuyen a mejorar la resistencia física, disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aumentar o mantener la densidad ósea, mantener y disminuir el peso, aumentar la masa muscular, incrementar la flexibilidad y mejorar el movimiento de las articulaciones, además de reducir el riesgo de diabetes.A nivel psicológico, aumentan la autoestima, disminuyen el estrés, reducen el nivel de depresión, estimulan las relaciones sociales y reducen el grado de agresividad, ira, angustia y pensamientos negativos.La Fisioterapeuta explicó que sólo se generan efectos negativos cuando hay una práctica inadecuada. Algunos de los principales riesgos son las hemartrosis y los hematomas. Estos últimos pueden generar lesiones a nivel nervioso y/o vascular, e incluso progresar hasta formar un pseudotumor, si no son tratados en forma adecuada. [single-related post_id="728134"] Explicó que las personas con hemofilia deben tener precaución con todos los deportes extremos o de contacto, que aumentan el riesgo de hemorragias; por ejemplo, boxeo, karate, motociclismo, rugby y buceo de altura, entre otros. Una observación importante es que durante un episodio hemorrágico se debe suspender la práctica de ejercicios o actividades deportivas, agregó la especialista. Con información de Analítica.