
Muchos veces utilizamos el termino bipolar para designar a una persona con cambios de humor frecuentes o extremos. Sin embargo, el uso banal de esta palabra no refleja para nada a quien lo sufre y de hecho provoca estigmatización y dificulta su diagnóstico.
El trastorno bipolar es una enfermedad que afecta los mecanismos del cerebro que regulan el estado de ánimo. Estos mecanismos permiten que el ser humano se adapte a situaciones concretas en las que se experimenta tristeza o alegría según el momento.
Las personas que pueden sufrir este trastorno normalmente se caracterizan porque tienen cambios de actitud prolongados que llevan a posponer o dejar asuntos importantes, acción que antes no ocurría en la vida de la persona.
[single-related post_id="1003770"]
Así mismo, estas personas sufren cambios de ánimo extensos que llevan a una persona a llorar con facilidad o a estar callada; o por el contrario a estar extremadamente eufórica, no dejar hablar a los demás, enfadarse con facilidad, cambiar de opinión y enemistarse con su entorno de forma repentina.
Un diagnóstico de bipolaridad puede tardar más o menos 5 años y aquellos que son conscientes de su padecimiento están mucho más predispuestos a seguir un tratamiento y a dejarse ayudar en el proceso.
Ante la sospecha de sufrir trastorno bipolar lo aconsejable es acudir al psiquiatra, no hay que tener miedo a hacerlo, ni esperar demasiado. De esta forma se evitan grandes impactos en la vida de las personas, tanto a nivel personal como profesional, además, saber que esa persona se comporta de una determinada manera porque es bipolar ayuda a tratarlo con comprensión.
La enfermedad puede controlarse con ayuda profesional en donde se vuelve necesario el consumo de fármacos y sesiones de psicoterapia.
Si en su familia hubo o hay casos médicos de trastorno bipolar es importante que controle su estrés, duerma las horas suficientes y no consuma consuma sustancias psicoactivas.