¿Te ha sucedido que al momento de decidir es como si surgieran dos voces en tu cabeza? Como si fueras parte de una caricatura en la que el hombro izquierdo tiene una voz en forma de diablillo y en el derecho una voz en forma de ángel las cuales luchan porque sigas su consejo.
Esto es más usual de lo que crees y es gracias a tu capacidad de ser consciente que puedes notarlo. La voz en forma de diablillo, impulsiva, arriesgada y bastante convincente es tu mente manifestándose y defendiendo su respuesta automáticamente generada. No piensa ni razona, porque de eso se encarga la otra voz, de hecho muchas de las respuestas están preprogramadas y constantemente fijas por tus creencias y tu fe.
La otra voz es angelical, sabia, precavida y sensata. Se le conoce como la inteligencia. Tiene la función de cuestionar, analizar, reinterpretar y discernir. Es de hecho, la que hace todo el proceso de control sobre los pensamientos y sentimientos, que son tantos y ocurren en cuestión de segundos que pasan casi imperceptibles. Es la que marca la gran pauta entre la salud y la enfermedad gracias a que permite manejar el conocimiento propicio para sanarnos y vivir mejor.
La inteligencia se encarga de revisar cada estímulo que captamos a través de los sentidos y las respuestas automáticas que produce la mente. Sirve de intermediaria entre la mente, las emociones, pensamientos y creencias. De hecho es la que evita muchas de las reacciones impulsivas e irracionales cuando está fortalecida y logramos seguir sus consejos.
El problema es que al no tener una inteligencia fortalecida, al vivir en automático o con poca conciencia de nosotros mismos y nuestro entorno, empiezan los problemas. En la sabiduría del Yoga se dice que “nos enfermamos cuando retamos la inteligencia”.
Veámoslo con un ejemplo muy común:
Asistes a una comida y te ofrecen un alimento que te hace daño pero a pesar del malestar estomacal que te produce estás pensando en comerlo. En esos instantes tus sentidos ya captaron el estímulo y tu mente automáticamente te produjo una respuesta que te incita a comerlo. Ante esta propuesta de la mente, la inteligencia empieza a analizar, entrando en oposición, dando lugar al debate interno que ocurre como en las caricaturas.
Por un lado, la mente hace uso de todo tipo de recuerdos placenteros entorno a este alimento, te dice cosas como “si sólo es un poquito”, “una vez al año no hace daño” “Si te enfermas, igual fuiste feliz comiéndolo”, “tampoco es tan grave”, “tarde o temprano vas a comerlo, mejor temprano que tarde”... Seguramente te suenan familiar. Aprovecha e identifica los argumentos que emite tu mente en momentos tan usuales como estos.
Por otro lado, la inteligencia te pide “autocontrol”, que así sea un poco te vas a sentir mal porque ya lo has sufrido, te indica que te retires o encuentres algo con qué reemplazar ese antojo. Sus consejos son variados pero la escuchamos tan poco y vivimos en un mundo en el que predominan los placeres de los sentidos, las creencias hedonistas y consumistas, que ante tanta información opuesta se hace difícil escuchar la inteligencia.
Y como es usual, al desobedecer la inteligencia nos toca aprender sufriendo. Efectivamente al comer ese alimento, fue un deleite para los sentidos pero el malestar estomacal no se hizo esperar así que ese dolor opaca los instantes de gozo. Y es cuando decimos, ¿por qué lo hice? o ¿por qué no me hice caso? Siendo que el por qué no sirve de nada y al contrario es bastante perjudicial. Esto lo profundizaremos en el siguiente artículo para fortalecer más la inteligencia.
Por lo pronto, medita diariamente usando mantras como Hari om para controlar la mente, para tomar más conciencia de ti mismo y por ende de esa vocecilla sabia. Empieza a leer más sobre el autocontrol, la sabiduría de oriente en libros como el Bhagavad Gita o el Upadesamrita son útiles. Así como todas las frases, lecturas e información que te ayuden a estar consciente y reprogramar tu mente.
De esta forma tu inteligencia te llevará hacia la sanación, el autocontrol y niveles superiores de desarrollo.
Shanti Om - Armonía, salud y paz para tu vida
Andrea Rodríguez González
Instructora de Yoga y Terapeuta Alternativa
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