Las necesidades básicas de cada ser humano suelen estar presentes en la mente de todas las personas cada día de su vida: respirar, comer, dormir y el sexo, están presentes como las primeras obligaciones fisiológicas que todo ser humano debe satisfacer para subsistir, esto según la famosa pirámide de Maslow.
Y es que los pensamientos naturalmente atraviesan por la mente de cualquiera, y sucede cuando los sentidos se estimulan. Por ejemplo, en el caso de lo sexual, generalmente se cree que puede pasar durante varios momentos al día.
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El mito es que los hombres tienen pensamientos sexuales unas 500 veces por hora, lo que no deja de ser más que un exageración popular, ninguna mente sana está condicionada para tener una razonamiento 100% sexual, pues como se comentaba con anterioridad, hay otras necesidades las cuales generan más relevancia y que son esenciales para sobrevivir.
Un estudio sobre la frecuencia de los pensamientos sexuales tanto en hombres como en mujeres y que fue realizado por la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, y dirigido por el docente Terri Fisher, dio como resultados unas cifras que difieren bastante con las 500 veces por días que se creía estar el pensamiento sexual promedio.
Esta investigación que contó con la participación de 300 personas de ambos sexos, Fisher logró calcular que la mayoría de los sujetos hombres tienen en promedio 19 pensamientos sexuales al día. Sin embargo, hubo casos donde se presentaron un máximo de 388 pensamientos. Por otro lado, en el caso de las mujeres, se evidenció lo esperado, el número de pensamientos sexuales es menor, pues según el estudio las involucradas pensaron en promedio 10 veces al día en sexo.
Asimismo, otro de los resultados que evaluaron estos investigadores, fue si el sexo era la necesidad en la que más pensaban los hombres, el resultado arrojó que la comida y el sueño, son las dos necesidades con mayor predominancia en la mente de los hombres, lo que sugiere que quizá ellos son más propensos a tener impulsos placenteros en general.
Finalmente, el profesor que encabezó esta investigación afirmó que tener la mente ocupada con lo sexual y hablarlo en público se suele relacionar con una activa vida sexual, cuando esto es falso. Y agregó, que con la comida o el sueño, dos necesidades que ocupan buena parte de nuestra vida mental y de las que normalmente no se presume.
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