El mundo de las citas románticas puede ser bastante complicado y las personas que se le miden a entrar en ese juego frecuentemente buscan señales que les haga entender que vale la pena intentar conocer a este extraño al otro lado de la mesa mientras tienen una cena, pues una señal clave que juegue a favor de este individuo es que tenga hermana o hermanas y haya sido criado con ellas o ella.
No solamente porque él no se aterrorizará cuando escuche la palabra “menstruación” o “regla”, se trata de un nivel más profundo, relacionado con su inteligencia emocional, esta no es una creencia popular, es un concepto soportado por expertos en la materia.
“Tener una hermana mejora la capacidad de ser una pareja comunicativa y empática”, sostiene la psicoterapeuta Imani Movva. Esto puede deberse a que las mujeres, generalmente, son mejores en autorreflexionar, son muy buenas percibiendo las necesidades de los demás, entre otras cosas.
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De esta manera, crecer con una hermana (siendo su interés romántico hombre o mujer) representaría contar con un contexto en el que aprendió varios detalles que son beneficiosos a la hora de construir una relación.
Asimismo, “alguien que creció con hermanas probablemente aprendió a comprometerse, a tener paciencia o, al menos, a esperar su turno”, menciona la experta en relaciones Stephania Cruz. Incluso, como siempre han tenido que “esperar su turno”, podría reflejarse en un excelente sexo.
Esto no quiere decir que los hombres o mujeres que no tengan hermanas sean malas personas o incapaces de ser buenos novios, obviamente hay excepciones a la regla. Hay quienes aprenden estos atributos a través de sus madres, tías o amigas. Igualmente, hay algunos casos en los que por más rodeado de hermanas que esté la persona, nunca será un buen material en términos de relaciones o simplemente citas.
Los hombres o mujeres que tienen hermana no le responderán con un simple “ok”, no dan disculpas a medias, ni fingirán una conversación cuando usted quiera hablar de un terrible problema con su mejor amiga.
