Culturalmente a las personas se les ha inculcado que una de las cosas que se debe hacer en la vida para tener éxito es tener hijos, el clásico "nacer, crecer, reproducirse y morir", por lo que no es raro que la gente tenga como meta en su proyecto personal el dejar descendencia, pero si usted se encuentra en pareja o matrimonio puede que no sea una buena idea.
Diversos estudios se propusieron investigar el nivel de felicidad o satisfacción en las relaciones con hijos, y encontraron que los que sí tienen doblan a los que no en nivel de desdicha, sobre todo cuando son situaciones en las que el embarazo no fue deseado.
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En cuanto a los resultados exponen que la satisfacción en los nuevos padres merma, pero este no es el único aspecto, también se revela que llegar al divorcio es más probable, la razón puede recaer en la responsabilidad que ambas personas deben sostener y compartir, teniendo en cuenta que es algo para el resto de la vida.
Son numerosos grupos de investigación los que demuestran que traer niños al mundo no siempre trae felicidad o una "bendición".
A lo largo de la vida algunos piensan que reproducirse puede dar un sentido de estar completos, de haber logrado un reto personal, que un niño o niña milagrosamente traerá alegría, pero cuando ocurre la realidad es muy diferente.
Cuando los hijos llegan al matrimonio o a la relación amorosa que decidió dar este paso, naturalmente la dinámica, se empieza a dar una situación negociadora, ¿quién cambia el pañal, ¿quién baña al niño, ¿quién lo arrulla cuando llore en la madrugada?
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Por tanto, esos momentos románticos, esas citas, esos secretos y esa sensación de cómplices amorosos puede desaparecer o mutar, es claro que una de las cosas que más queda en el olvido es la actividad sexual, puesto a la tensión que aparece.
