Los fetiches, o fetichismo sexual, están relacionados a una atracción o interés particular que alguien siente por una parte específica del cuerpo humano, una prenda de vestir, o algún objeto que estimule sexualmente, es decir, que genere deseo o excitación.
De acuerdo a un texto de la sexóloga Rosa Navarro en Diversual, los fetiches pueden dividirse en cuatro grupos, el primero, partes del cuerpo que no son los genitales, por ejemplo, pies, axilas, orejas, manos, etc. El segundo, características corporales como, tatuajes, piercings o incluso algún color de ojos en específico. El tercero, prendas y accesorios, es decir, lencería, cuero, etc. Finalmente, los objetos y prácticas, como las actividades BDSM o los globos.
Pero para hablar sobre si este tipo de comportamientos o gustos son normales, primero es importante que el sexo no está relacionado exclusivamente solo con el coito, o el pene y la vagina, que las opciones van mucho más allá de eso.
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La educadora sexual María Moreno conversó con Glamour y dejó claro que las sexualidades son diversas y que es un concepto que se debe abrazar. Luego mencionó: “hay que dejar de centrarnos en el falocentrismo y en el coitocentrismo y ver qué otras partes de tu cuerpo disfrutas; qué otros factores puedes incluir en tu vivencia sexual con pareja, parejas o contigo misma”.
Con las anteriores declaraciones, la experta indica que es completamente normal tener fetiches sexuales, que simplemente es otra forma o es una alternativa a disfrutar de su vida sexual, tanto en solitario como con compañía, es importante dejar los prejuicios y tabúes sociales y explorar lo que puede traerle placer.
Para diferenciar un gusto de un fetiche, Moreno mencionó que hay una delgada línea entre ambos conceptos, para aprender a diferenciar, el fetiche lleva a la excitación y el deseo sexual, y no necesariamente tiene que estar presente para lograr un orgasmo, pero sí juega un buen papel en la experiencia sexual.
Alguna duda que puede surgir es si los fetiches se desarrollan a lo largo de la vida o si se nace con ellos. Rosa Navarro explica que es una mezcla de ambas cosas, la mitad de las personas afirman que nacieron con esa inclinación, mientras que un tercio lo relacionan con alguna situación ocurrida en la vida, o sea, lo desarrollaron.