
Colombia cerró el año cafetero 2024/25 con una producción de 14,87 millones de sacos, lo que representa un crecimiento del 17 % frente al ciclo anterior. Esta cifra se convierte en la mejor producción registrada en los últimos 33 años, consolidando al país como uno de los orígenes más confiables en el mundo del café.
El resultado obedece a una combinación de factores positivos: un parque cafetero saludable, el trabajo disciplinado de los productores, los efectos de la renovación responsable, la asistencia técnica profesional brindada por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y unas condiciones climáticas favorables que acompañaron todo el proceso productivo.
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Exportaciones crecen 12 % y confirman dinamismo del sector
Durante este periodo, las exportaciones de café colombiano alcanzaron los 13,3 millones de sacos, registrando un aumento del 12 % frente al año anterior. Este desempeño fue impulsado por la gestión comercial de la Federación, que creció un 19 %, y por el dinamismo de otros exportadores, que aportaron un incremento adicional del 11 %.
Este comportamiento refleja la solidez del sector cafetero y su capacidad para responder a la demanda internacional, manteniendo altos estándares de calidad, trazabilidad y sostenibilidad.
Consumo interno estable e importaciones en aumento
En cuanto al mercado interno, el consumo se mantuvo estable en 2,25 millones de sacos, lo que evidencia la fidelidad de los colombianos hacia su café. Por su parte, las importaciones alcanzaron 893.000 sacos de 60 kg, una cifra que complementa el abastecimiento del mercado nacional y las necesidades de la industria.
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Perspectivas para el ciclo cafetero 2025/26
Con el cierre positivo de 2024/25, Colombia inicia un nuevo ciclo cafetero 2025/26, que se proyecta como un año de menor producción. Esta tendencia responde a la respuesta fisiológica natural del cafeto y a las lluvias intensas del primer semestre, que podrían afectar los niveles de cosecha.
Frente a este escenario, la Federación Nacional de Cafeteros anunció que trabajará con determinación para que la rentabilidad del productor sea el eje central de las estrategias, garantizando así la sostenibilidad y el futuro de toda la cadena cafetera.