
La violencia del narcotráfico volvió a golpear a la Fuerza Pública en el sur del país. En la vereda Siloé, zona rural de Villagarzón (Putumayo), un grupo de civiles intentó quemar vivos a dos militares al rociarlos con gasolina e incendiarlos en medio de una asonada, luego de que el Ejército destruyera un laboratorio para el procesamiento de pasta base de coca.
Los heridos fueron identificados como el subteniente Miguel Ángel Mejía Gutiérrez y el soldado profesional Sebastián Díaz Amaya, adscritos al Batallón de Infantería de Selva N.° 25.
Ambos sufrieron graves quemaduras, recibieron atención médica en el lugar y fueron evacuados en helicóptero hacia Florencia, Caquetá. Debido a la complejidad de sus lesiones, deberán ser trasladados a Bogotá para recibir tratamiento especializado.
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El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, condenó con contundencia el hecho y reveló los detalles del ataque. “Durante la destrucción de un laboratorio ilegal de cocaína, fueron atacados en una asonada: les rociaron gasolina y les prendieron fuego para interrumpir el procedimiento”, afirmó a través de su cuenta en X.
El alto mando militar aseguró que la violenta reacción no fue un acto espontáneo de la comunidad, sino una acción instigada por la estructura criminal ‘Comandos de Frontera’, organización que controla las economías ilegales en Putumayo y que habría obligado a pobladores a enfrentarse con la tropa.
La Sexta División del Ejército calificó lo ocurrido como “un acto de crueldad” y aseguró que estos hechos no quedarán impunes. La institución expresó además su solidaridad con las familias de los uniformados afectados y advirtió que las operaciones contra el narcotráfico en el sur del país se mantendrán con firmeza.