
Manuela Bedoya y Luna Barreto, dos activistas colombianas comprometidas con la defensa de los derechos humanos y la justicia global, fueron detenidas por tropas israelíes cuando participaban en la misión humanitaria Global Sumud, que navegaba rumbo a Gaza con el objetivo de entregar alimentos, medicinas y suministros a la población civil en medio de una grave crisis humanitaria.
La intercepción se produjo el 1 de octubre de 2025, a unas 150 millas náuticas en aguas internacionales, cuando la flotilla, integrada por 45 embarcaciones con voluntarios de más de 40 países, se aproximaba a las costas de la Franja de Gaza. El operativo, denunciado por los organizadores como una “violación al derecho internacional y a los Acuerdos de Ginebra”, ha generado reacciones políticas y diplomáticas en varios países, incluido Colombia.
La flotilla Global Sumud (“sumud” significa “resiliencia” en árabe) zarpó desde Barcelona a inicios de septiembre con el propósito de romper el bloqueo impuesto por Israel a Gaza desde hace más de 15 años y visibilizar la situación de una población que enfrenta hambruna extrema, desplazamientos masivos y ataques militares constantes.
El operativo israelí comenzó minutos antes de la medianoche del 30 de septiembre, cuando buques de guerra comenzaron a rodear las embarcaciones humanitarias. “Estamos rodeados por barcos militares, en aguas internacionales. El barco HIO está en estado de alerta”, denunció Luna Barreto en un video difundido en redes sociales. Los activistas señalaron que la intercepción ocurrió cuando apenas 81 millas náuticas los separaban de su destino.

Quiénes son Manuela Bedoya y Luna Barreto
Entre los cientos de voluntarios que participan en la misión se encuentran dos colombianas con una amplia trayectoria en causas sociales y humanitarias: Manuela Bedoya y Luna Barreto, ambas tripulantes del barco HIO, una de las embarcaciones interceptadas.
Manuela Bedoya es lideresa en procesos de restitución de derechos a víctimas del conflicto armado en Colombia. Ha trabajado en iniciativas de memoria histórica, salud colectiva y construcción de paz, acompañando a comunidades en procesos de reparación simbólica y reconstrucción del tejido social. En uno de los mensajes difundidos durante el viaje, Bedoya calificó la situación en Gaza como un “genocidio en curso” y pidió que la comunidad internacional no permanezca en silencio: “No es momento para callar. Debemos salir a las calles y exigir justicia para el pueblo palestino”.
Luna Barreto, por su parte, es educadora social y activista por el derecho a la tierra. Ha trabajado en proyectos donde el arte es una herramienta terapéutica para niños, niñas y adolescentes palestinos afectados por la guerra. Antes de la detención, denunció el uso de drones israelíes contra la flotilla: “Nuestra misión está bajo ataque. Siete de nuestros barcos han sido alcanzados. Esta es una guerra psicológica. Afortunadamente nadie ha resultado herido”.
En videos difundidos desde la embarcación, ambas activistas pidieron apoyo a la sociedad civil colombiana. “A nuestros hermanos y hermanas en Colombia, les pedimos que no nos dejen solas. Salgan a las calles y exijan nuestra libertad”, clamó Bedoya mientras las embarcaciones militares se aproximaban.
Hasta el momento, no se han confirmado detalles sobre el estado de salud de las dos colombianas tras su detención.
El caso de Manuela Bedoya y Luna Barreto trasciende lo diplomático y vuelve a poner sobre la mesa el complejo equilibrio entre la seguridad de los Estados y la acción humanitaria en zonas de guerra. Su detención evidencia los desafíos legales y políticos que enfrentan las misiones civiles en medio del conflicto en Gaza y anticipa tensiones que podrían escalar en el escenario internacional.