Ana y Verónica siguen esperando

Mar, 08/01/2013 - 15:31
A los nueve años, Ana y Verónica se conocieron en un salón de clases. Cursaban cuarto de primaria en un colegio de la ciudad de Medellín. Varias décadas después se casaron en Alemania, exactamen
A los nueve años, Ana y Verónica se conocieron en un salón de clases. Cursaban cuarto de primaria en un colegio de la ciudad de Medellín. Varias décadas después se casaron en Alemania, exactamente el 28 de noviembre de 2005. La ceremonia fue en una notaría y por ella pagaron más de mil euros. A través del teléfono, Ana habla de su vida junto a Verónica, quien además de ser su esposa, es la “segunda” mamá de dos hijos –una niña de cuatro y un niño de dos años– que Ana tuvo por inseminación artificial. Hoy, luego de siete años de matrimonio, la pareja de lesbianas espera que la Corte Constitucional le permita a Verónica adoptar a los hijos biológicos de Ana. Su realidad como familia se refleja en una fotografía. La imagen muestra a dos mujeres maduras sentadas en un parque. Cada una de ellas tiene un niño sobre sus piernas y posan para el fotógrafo juntando sus cabezas y sonriendo. Llevan una argolla en el dedo corazón como evidencia de su compromiso. Quien está a la derecha de la imagen sostiene un letrero que dice: “súper familia”. Desde hace más de tres años, la pareja de lesbianas junto al abogado Germán Rincón Perfetti espera un fallo de la Corte Constitucional que defina su situación. La tutela que llevaron hasta allí pretende defender los derechos de su hija. Es decir, que a través de la adopción, la niña tenga la oportunidad de heredar, ser beneficiaria de la seguridad social y gozar de sus derechos patrimoniales por parte de Verónica, quien hace el rol de “papá” en esta familia encabezada por dos mujeres. La historia de amor entre Ana y Verónica comenzó en 2004. Luego de estar un poco distanciadas, decidieron reencontrarse. Ambas sobrepasaban los 30 años y habían salido del país años atrás. Ana vivía en Estados Unidos y Verónica hacía un doctorado en Holanda. Durante ese año decidieron viajar juntas en Europa. Allí, la amistad que nació en su infancia se convirtió en un romance. Poco tiempo después y con la necesidad de tenerse cerca, Ana pidió un traslado a Alemania en la empresa donde trabajaba. Este le fue otorgado. Germán Rincón PerfettiEl abogado Rincón Perfetti se ha encargado de llevar el caso de Ana y Verónica. Un año después, con la intención de cuidarse mutuamente y acabar con la soledad, se casaron en Núremberg (Alemania). En aquella ciudad donde Hitler llevó a cabo los congresos del partido Nazi, Ana y Verónica organizaron una ceremonia en una notaría. Asistieron algunos amigos, los papás de Ana y la mamá de Verónica. Fue en un día entre semana, por esta razón, la celebración fue en un restaurante. Luego de establecer su vínculo matrimonial llegaron los deseos de tener hijos. Quisieron adoptar pero no fue posible. Por esa razón, decidieron que Ana se inseminara. La primera vez que lo hizo fue en Alemania, país donde firmaron una especie de contrato que ponía a Verónica como el otro adulto responsable del bebé. De aquel embarazo nació una niña, su bienestar y futuro fue el motivo para llevar su caso a la Corte Constitucional. Dos años después, la pareja acudió a un médico especializado en Colombia para una segunda inseminación de la que nació un niño. Con el deseo de legalizar la adopción de su hija mayor, comenzó una disputa que lleva más de tres años. Como cualquier pareja heterosexual, Ana y Verónica reunieron el papeleo que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) exige en su página web para dar inicio al proceso. Sin embrago, su petición rechazada. Ana, con acento paisa y algo molesta, cuenta que la respuesta que obtuvieron estaba escrita en una carta sin fecha y radicado. Fue así como el ICBF dictaminó el proceso inviable por dos razones: no llevaban suficiente tiempo de unión marital y no eran consideradas como familia. Pero una jueza de Río Negro (Antioquia) abrió el debate en el país y le ordenó al ICBF que no detuviera el proceso de adopción. Según el testimonio de Ana esta decisión no fue tomada en cuenta y el caso no se volvió a evaluar. “¿Usted cree que el bienestar familiar conoce a mi niña? No la conoce. No saben si está bien o mal. Si es grande, chiquita. Si está desnutrida. No saben absolutamente nada. Entonces que se callen con la vaina del interés superior de los niños –dos personas que los puedan apoyar y proteger–. Eso es pura paja. Si en verdad se interesaran por los niños, la conocerían”, esa es la gran disputa de Ana, quien dice que su caso en el ICBF se abrió y cerró rápidamente. Marcha orgullo gayLa ley antidiscriminación, aprobada hace un año, aún no se aplica con rigor. Aunque el ICBF apeló el caso ante Tribunal Superior de Antioquia, el fallo estuvo a favor de Ana y Verónica. De nuevo abrieron el proceso, pero esta vez pidieron que se revisara en la Corte Constitucional. La tutela pide que no sean violados los derechos de la niña al buen nombre, a una familia, a heredar y a recibir protección de los adultos. Luego de iniciar el proceso judicial y hacerse público el caso, los conceptos de varias universidades e instituciones sobre la adopción de parejas homosexuales comenzaron a ser visibles. “Afirmarse, con apoyo en diversas fuentes científicas, que los hombres o mujeres con orientación homosexual bien pueden llevar a cabo su rol como padres, con resultados iguales que aquellos que arroja el análisis de las parejas heterosexuales”, dijo la Fundación Para el Avance de la Psicología. “Estudios existentes ponen en evidencia que el crecimiento y desarrollo integral de los niños se sujeta, en gran parte, a la calidad de las relaciones familiares y no a la orientación sexual de los padres”, según el Instituto de Investigación del Comportamiento Humano. “Ellos no pueden juzgar a las personas simplemente por su orientación sexual. Lo que pasa en mi cama no les concierne a ellos. Lo que yo hago con mi vida no es ilegal”, dice Ana, refiriéndose a su caso que está por resolver. Ana y Verónica jamás imaginaron que la amistad de su infancia se convertiría en una historia de amor que hoy tiene en jaque a las leyes en Colombia.   Lea también Así vive un matrimonio gay El defensor de los homosexuales
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