
Camufladas entre un bosque de pinos se encuentran más de 700 lápidas en las que reposan los restos de alemanes que llegaron desde 1912 a Colombia.
El olor a plantas es característico del lugar, si no fuera por las tumbas y el portón negro que lo separa de la calle 26, lo confundirían con un parque natural y más de un bogotano lo visitaría en sus tiempos libres.
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El Cementerio Alemán está ubicado al lado del Cementerio Central y hace parte del patrimonio cultural de la ciudad, junto con los cementerios hebreo y británico. Fue construido en 1912 con el fin de enterrar aquellos alemanes protestantes que no tenían cabida en los cementerios católicos.
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El aspecto frío acompaña cada lápida, las letras en negro le dan un tono sobrio a las tumbas, pues no hay para más cuando se habla de un país golpeado por las muertes y la guerra. "Los sepulcros colombianos son muy coloridos, siempre tienen leyendas, cruces, fotos y muchas flores”, aseguró María Elvira Schuster, administradora del cementerio en diálogo con KienyKe.com. A diferencia de las alemanas, que solo están acompañadas del nombre, fecha de nacimiento y muerte, en una letra sencilla y sin estilo.
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Un camino de pinos en el medio del lote mantiene presente las tradiciones alemanas, “todos los cementerios en Alemania están rodeados de estos árboles”, añadió Schuster. Una capilla muy pequeña acompaña los obituarios, que se encuentran llenos. Es un espacio para las "oraciones" al estilo alemán de los residentes.
Alrededor de las tumbas no crece nada, los arbustos no permiten que florezca nada cerca a ellos. "El pino es un árbol que no le gusta compartir, siempre se va a ver cemento", aclara Schuster.
Cuando los alemanes Anton Krauss y Von Schwarzendelf compraron el lote, existía un pequeño cementerio presbiteriano que se mantuvo luego de la construcción del alemán. “Al principio solo se enterraban protestantes y presbiterianos, luego empezaron a enterrar católicos que tuvieran familia alemana", reconoció Elvira
La vibra del alemán es diferente, no es un ambiente pesado, “no se siente presencia de ningún tipo de ser, en comparación con el Central. Allí entre una vez y salí corriendo”, aseguró Maria Elvira.
Los apellidos Schlenker, Clausen, Schuster son los más reconocidos en el cementerio. En la entrada se encuentra la tumba de creador y fundador Anton Krauss. También están enterrados, el padre del conocido político Antanas Mockus, Alfonsas Mockus, y el pintor Leopoldo Richter.
También están enterrados Karl Buchholz, quien fue el fundador de la librería que lleva su mismo nombre. Era un alemán que llegó a Colombia en siglo XIX y se dedicó a enseñarles a leer a los bogotanos por medio de su asombrosa literatura.
La del fotógrafo Paul Beer, que marcó con su fotografía la arquitectura de Bogotá entre las décadas 50 y 70. También se encuentra la tumba del papá de Rudolf Hommes, exministro de Hacienda.
Caminando por una de las divisiones se encuentra un pequeño espacio destinado a los niños, es este el rincón más conmovedor del cementerio. Son muy pocas las tumbas de niños, las muertes que se registran son por vejez, y las pocas que hay son por alguna enfermedad, aseguran los historiadores.
“El cementerio es como un parque, no siento energías malas”, contó el sepultuero Jhon Rojas mientras Kraft, una perra que cuida el lugar, se acomodaba en sus piernas. “Ella sí siente temor, a ella se le han presentado pero cuando eso pasa yo solo le digo ya Kraft déjalos ir, ellos son buenos”.
Solo se presentan entre tres y cuatro entierros por año. "En lo que va del 2016 solo se se ha sepultado a una persona", afirmó Jhon.
Una casa que se encuentra recostada sobre los pinos, las tumbas y los hierros, es el espacio donde los sepultureros toman la siesta ala hora del almuerzo.
Uno de los eventos más dramáticos vividos en el cementerio, fue cuando llevaron los cadáveres de los pilotos alemanes que tripulaban el avión SCADTA que se estrelló en Medellín.
Si algún día va por la calle 26 y se cruza con un porton negro que en la parte superior tiene una frase en alemán que dice "Friede" y que en español se traduce "paz", no le de miedo, ese es el cementerio alemán, el más tranquilo en la ciudad de Bogotá.

