La abrumadora experiencia que viví en el concierto de Harry Styles

Mié, 30/11/2022 - 12:14
Emoción, preocupación, llanto, enojo, felicidad y mil cosas más hicieron parte de mi experiencia en el concierto de Harry Styles en Bogotá.

Después de tres largos años de espera, tras la llegada de una pandemia que nos cambió los planes a todos, había llegado la fecha más anhelada de mi calendario: vería a Harry Styles, mi cantante favorito y a quien admiro mucho, en vivo. Tenía tantos sentimientos encontrados que no hallé la forma de expresarlos y, pese a que, hubo muchas cosas que disgustaron, nada ni nadie pudo quitarme la alegría que sentí.

Parece extraño que tres años esperando a que llegara este día y más de 14 horas haciendo fila bajo el sol sentada en un piso helado fuesen un sacrificio para pasar solo dos horas de alegría. La pregunta es: ¿Valió la pena? Cada segundo valió significativamente la pena. 

Aquel domingo 27 de noviembre de 2022 comenzó desde muy temprano. Aunque me cuesta demasiado levantarme en la madrugada habitualmente, salté de la cama a las 4: 30 de la mañana. Harry iba a salir al escenario a las 9 de la noche, pero sabía que habían personas esperando a hacer fila desde el día anterior. 

Cabe aclarar que no estoy de acuerdo con que las fanáticas acamparan a las afueras del Coliseo, pero también soy consciente de que es muy difícil controlar a una multitud tan grande. Gracias a estas acciones, si quería obtener un buen puesto debía estar allí lo más temprano posible y eso fue lo que hice. 

Después de haber madrugado tanto, también con miedo de que las vías estuviesen muy congestionadas, logré llegar al lugar a las 6:30 de la mañana. ¿Desde las 6:30 haciendo fila hasta las 9 de la noche? Suena bastante agotador, aunque incluso a esa hora ya habían 544 personas delante de mí, es decir que faltaba un poco más de la mitad del aforo de la localidad donde yo estaba ubicada. 

Abajo en la arena, donde estaba el escenario, se dividieron las boletas en tres diferentes ubicaciones y precios: Platino con Early Entrance -la cual fue la que yo adquirí y la que estaba como Platino cuando el concierto estaba planeado para realizarse en el Movistar Arena-, Platino Normal y Platino General.

Nos ubicaron en filas separadas, ya que tendríamos que pasar al estadio en horarios diferentes. Desafortunadamente, no tuve a nadie quien me quisiera acompañar: todas mis amigas que asistieron habían comprado boletas distintas y no podríamos estar juntas. Sin embargo, la emoción era tan grande que esto no me detuvo y me arriesgué a conocer personas nuevas. 

Al llegar al coliseo, encontré otras dos fanáticas que habían llegado solas, por lo que fue fácil entablar una amistad y contar con compañía durante todo el día. Nos realizaron varios filtros y, para mi fortuna, había llevado comida, puesto que los precios en el lugar eran bastante elevados. 

Las piernas me dolían, me sentí aburrida, tenía hambre, hacía mucho frío y, aunque intenté dormir un rato, el suelo estaba demasiado incómodo y me tuve que levantar varias veces. La espera fue eterna y agotadora. Sin embargo, en un momento escuchamos cómo estaban ensayando los equipos de sonido y pensamos que Harry ya estaba practicando.

Varias de nosotras nos acercamos a las puertas para intentar escuchar su voz, pero fue una tarea muy difícil debido que las barreras que separaban el escenario de las filas eran bastante gruesas. Bailamos, gritamos y cantamos de la alegría que sentimos. En ese momento pensé: "Va a valer mucho la pena".

Llegó la hora más esperada por todas nosotras: nos abrieron las puertas del Coliseo. Eran las 3 de la tarde y todas corrieron para no perder su puesto en la fila. Nuestros rostros lo decían todo: no podíamos creer que estábamos tan cerca de ver a nuestro ídolo en el escenario. 

La logística parecía ser muy ordenada y estaba demasiado contenta. Sin embargo, nunca me imaginé que iba a pasar un rato tan desagradable allí adentro ni que mi alegría se desvanecería tan rápido. 

Cuando entramos a la arena, nos ubicamos lo más pronto posible para estar cerca al escenario. Habíamos logrado hacernos en un buen lugar y podríamos ver el show perfectamente. En ese momento estuve tan cómoda que tuve la oportunidad de sentarme para descansar un poco.

No obstante, no pasó mucho tiempo cuando se generó el caos: le dieron entrada a las demás localidades de Platino y sentimos como una gran avalancha nos empujó hacia adelante. Fue con tanta fuerza que tuvimos que ponernos de pie y no pudimos volvernos a sentar en el resto de la noche porque no había ni un centímetro de espacio entre nosotros. 

Poco a poco, fui sintiendo como la gran multitud me rodeaba y me era cada vez más difícil respirar. Afortunadamente, debido a mi baja estatura, las demás fanáticas me cedieron su puesto y me permitieron hacerme más cerca al escenario, en un punto donde podría llegarme un poco más de oxígeno, aunque me seguía sintiendo muy ahogada.

Durante todo ese lapso, pude ver como salían muchachas completamente desmayadas y las que lograban salir conscientes estaban llorando de la desesperación por lo sofocadas que se sentían. Perdí la cuenta después de la décima mujer que salió. Después en las noticias vi que fueron atendidas casi 280 asistentes, una cifra que se me hace coherente con lo que viví.

Miré mi reloj y me angustié aún más: a penas eran las 5 de la tarde. ¿Cómo iba a poder soportar más de seis horas en esa posición y asfixiada? Sentí enojo porque me di cuenta que los administradores habían vendido muchas más boletas de las que debían de acuerdo a la capacidad del lugar, pero también me alteré al pensar que habían muchos asistentes desconsiderados que seguían queriendo hacer trampa y entrar hacia adelante sin importar que muchas de nosotras no pudiéramos siquiera respirar. 

Pedimos auxilio un sin fin de veces al personal de seguridad y su respuesta era: "Ya les dijimos a los de atrás que se corrieran un poco, pero no nos hicieron caso. No podemos hacer nada más". Lo más preocupante de ese momento era que ni siquiera había salido Harry al escenario, por lo que cuando iniciara el show se descontrolaría peor. 

No supe como, pero logré resistir de pie todo ese tiempo, aunque tuve que presenciar cómo las jóvenes a mi alrededor vomitaban, se desmayaban y lloraban. 

Cuando inició el evento, abrió la telonera, Koffe, y todo se tornó aún peor. En menos de nada, me habían logrado alejar del escenario, ya que muchas personas aprovechaban cada vez alguien tenía que salir para ubicarse más adelante. Discutimos y nos insultamos entre nosotras, aunque realmente nadie de las que estaba a mis alrededores tenía la culpa de lo que estaba sucediendo.

Pasó una hora y llegó el mejor momento de la noche. A lo lejos, pude escuchar la música de inicio y era la melodía de la canción 'Music for a sushi restaurant'. Después, sonó la voz de Harry Styles y yo simplemente no podía creer que estaba tan cerca de él. Emané un fuerte grito de alegría, al igual que todos los fanáticos. 

Sin embargo, lamento decir que no disfruté las primeras canciones, ni siquiera 'Cinema' que es una de mis favoritas, porque estaba tan asfixiada que ni siquiera podía mover mis brazos, estaban atrapados en medio de la multitud. Traté de gritar varias veces, pero si lo hacía me faltaba mucho el oxígeno y tenía mucho miedo de desmayarme.

Cuando Harry se acercó hacia donde yo estaba, todo el público empujó fuertemente y por poco pierdo el equilibrio. El artista se percató de esto, intentó calmarnos y asegurarse de que estuviéramos bien. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano y continuaron las avalanchas. 

Al terminar una de sus interpretaciones, Harry detuvo el show para pedirnos a todos que nos moviéramos un poco hacia atrás y manifestó que estaba muy preocupado. Lo podíamos ver en su cara. No sucedió nada en ese momento, por lo que él interpretó que no entendíamos inglés muy bien. 

Nuestro ídolo salió del escenario y le dijo a los administradores que no cantaría hasta que no garantizaran que todo el mundo estuviese a salvo. Sentí vergüenza. "¿Qué tan mal se portaron las personas del público y qué tan negligente fue la organización que el mismo artista tuvo que detener el show para que estuviéramos seguras?", pensé.

El personal de logística subió a la tarima y nos coordinó para que diéramos dos pasos hacia atrás. Para nuestra fortuna, su llamado funcionó. Sentí como el aire volvió a mis pulmones y, aunque quedé una fila más atrás, conté con la suerte de estar bastante cerca del escenario. Todos decidimos quedarnos en el mismo punto, por lo que pudimos disfrutar perfectamente lo que quedaba de concierto. 

Vi nuevamente la cara de Harry asomarse entre los reflectores. Esta vez, cantaría una canción que nos conmovió a todos: 'Matilda'. En menos de nada, rompí en un profundo llanto, no solo por la emoción de ver a mi artista favorito y a quien he admirado por tantos años a pocos metros de mí, sino porque el mensaje de este sencillo tiene un gran significado en mi vida.

El resto del show lo disfruté al máximo. Pude ver cada simple expresión del artista debido a lo cerca que estaba del escenario. Canté, bailé, grité, lloré e hice todo lo que cualquier persona hace cuando la emoción no cabe en su cuerpo. 

Durante el espectáculo, Harry resaltó varias de cosas de la cultura colombiana: inició algunas de sus canciones con instrumental de salsa, habló las palabras que entendía en español, mencionó que le gustaba el Joe Arroyo, se arropó con nuestra bandera, pero lo más impactante fue que se tomó una copa grande de aguardiente para celebrar el momento. 

Pese a la preocupación que muchas vivimos, logramos rescatar los buenos instantes del show y lo recordaremos como una de las mejores noches de nuestras vidas. El dolor en mi cadera, las plantas de mis pies y mis rodillas era insoportable, aunque todo esto pasó a un segundo plano debido a la alegría que sentí al ver a mi ídolo. 

Desde hacía ocho años no lo había visto sobre una tarima, cuando fui al concierto de la banda One Direction a la que él pertenecía en ese entonces. En esos tiempos, tenía solo 15 años y, aunque nos divide mucho tiempo de madurez y experiencias, mi yo de 24 años se permitió sentir todas las emociones y vivir el momento como si volviera a ser una adolescente que añoraba estar cerca de sus cantantes favoritos.

Creado Por
María Fernanda Cuéllar
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