Caminar por calles colombianas durante las fiestas de diciembre, tiene un sabor especial, el aire es festivo y mezclado con el olor de los dulces típicos de cada región, el calor de las familias en sus hogares que honran a los ausentes que regresaron con cenas especiales y parlantes exactamente acomodados para expandir el festejo y el gozo único de esos días, porque todo se detiene para que el aliento sea el del descanso, la algarabía y el amor por los nuestros. Ahí, en ese cuadro, en ese momento es especial la música, que es emblema nacional, la de Discos Fuentes.
La historia de esta disquera, nace en el núcleo de la familia Fuentes, cartageneros emprendedores de pura cepa que habían encontrado en la medicina, su vocación de vida. Su talento era la preparación de tres productos de gran popularidad en la costa: ‘el Jarabe Anti–tísico’, ‘el Específico Indio’ y ‘la Pomada Maravillosa’.
Don José María Fuentes, padre de esta familia, era el sello de calidad de esta empresa farmacéutica que vería sus frutos en los años veinte. A medida que su negocio crecía, también lo hacía su hijo, Antonio Fuentes, a quien, en buena voluntad, deciden enviar a Estados Unidos para que inicie un camino educativo que lo profesionalice en química, salud o administración de negocios y así, quede en buenas manos el próspero negocio.
Sin embargo, Antonio, encontraría la alegría lejos de tónicos y fórmulas medicinales, sus manos, se aferrarían con pasión y ahínco en instrumentos musicales, como la guitarra hawaiana que se convirtió en su compañera y el vehículo que lo llevo a explorar y experimentar la música colombiana a través de un elemento lejano a su cultura.
El origen de Discos Fuentes
A la par, la radiodifusión en Estados Unidos, por la época en que Antonio Fuentes estaba en Norteamérica, iba en crecimiento, lo que le permitió a su regreso a Colombia, idear, planear y montar una emisora, gracias a sus aprendizajes y conexiones con ese país más avanzado en tecnología y producción sonora.
Antonio se volvió una especie de geek de la época, fundó una emisora en el piso más alto de su casa y desde ahí se conectaba con diferentes latitudes del mundo. No se olvidó de su negocio familiar y en un acto de agradecimiento, promocionaba los productos de su familia, a la par que ponía música clásica.
En una ocasión, en la rutina de esta radiofrecuencia, sale al aire con una seguridad implacable la voz de Antonio diciendo: “La emisora se dañó”, apagó la señal y desde ese momento iniciaron varias jornadas en las que artistas musicales y cantantes de pueblos costeños, desfilaban por esta estación, que se convirtió, posteriormente, en un estudio de grabación muy pequeño, que se llamó, Discos Fuentes.
En 1934 nace oficialmente esta empresa discográfica. Antonio, reconocido por su experimentación tecnológica y el legado de su padre, es saludado y querido en gran parte de Cartagena y pueblos aledaños, él, emprende una búsqueda en los rincones más apartados, vulnerables y pobres de la región, esto, con una única meta en su cabeza, buscar artistas locales con talento de talla mundial.
Lo consigue y así graba al primero de ellos, oficialmente como Discos Fuentes, un joven de Ciénaga, Magdalena llamado Guillermo Buitrago, quien tiempo después se le conoció como el "El jilguero de la Sierra Nevada de Santa Marta" y quien sentaría las bases para la construcción del vallenato y la música de diciembre. Como él, eran muchos los artistas que pasaban por la recién inaugurada disquera a grabar canciones, proyectos como ‘Los Corraleros de Majagual’, ‘Fruko y sus tesos’ o el ‘Joe Arroyo’, nacen bajo la mirada y escucha de Antonio, quien empezaba a ver los frutos de su obsesionada experimentación musical.
La empresa fue creciendo y extendiéndose por la costa colombiana, mercado que, con esfuerzo y a punta de música, conquistó. El hito era impensado, una disquera que produjera canciones al interior del país, con su ritmo, instrumentos e idiosincrasia, revelaba un panorama de apropiación inigualable.
Al auge de su empresa, se sumó su victoria en el amor, uno que lo llama desde Medellín. Su esposa, incentivaría el traslado a esta ciudad, donde Antonio y Discos Fuentes terminaría de consolidar la leyenda.
El hogar Fuentes se muda a Medellín
En 1950, Discos Fuentes alcanza la adolescencia y se muda a la ‘eterna primavera’, donde el ingenio paisa y el amor marital, le daría ese empuje que le faltaba, en cabeza de Antonio, para industrializarse y consolidarse a través de la creación en esta ciudad. Fábricas de prensado de LPs o formatos de vinilo de larga duración y tecnología de avanzada para la época, innovaron en la forma de hacer música en Colombia, logrando con esto conquistar ya no solo el mercado costeño, sino el nacional e internacional.
Colombia gracias a Discos Fuentes, se permitió ser la fábrica de grandes artistas con sangre colombiana en sus venas, exportar su talento y a su vez, generar un gran sentido de identidad y pertenencia por el país y su cultura.
La historia de los 14 Cañonazos
Luego vinieron una serie de productos exitosos. En 1961, los hijos de don Antonio, de manera espontánea una tarde le dicen: “Ve pa hagamos un LP donde no sea un solo género sino variados y bailables”, lo que hoy sería una playlist crosover, se gestó en una idea que luego el líder de Discos Fuentes consolidó en un formato de 14 canciones, siete por un lado y siete por el otro. Para la época, sólo se podían tener 12 temas en los vinilos y él hace que la tecnología le permita 14. Es posible, sea uno de los antecedentes más importantes de las listas de reproducción de hoy en día.
Esta idea nace bajo un nombre, ‘los 14 cañonazos’, esto para hacer alusión a los orígenes de la empresa en Cartagena y las murallas de esa ciudad. Se lanzaría una sola vez al año y esa sería en diciembre. Tuvo tanta acogida, que desde esta época surge el término ‘música navideña’, donde Guillermo Buitrago cobraría relevancia con sus creaciones no pensada para dicha época, pero que le daría la fama que hasta hoy día le precede. También, incentivó a todos los artistas del sello, para que durante el año enfocaran sus esfuerzos creativos y lograran un ‘trueno’ (así era como llamaba Antonio los éxitos) y parte en diciembre, de este LP.
En 1985, la leyenda Antonio Fuentes falleció debido a un enfisema pulmonar en Medellín. Despedido por los artistas que aupó y la música que creo, su legado brilló y paso a manos de sus hijos, José María, Pedro y Rosario. Desde ese momento a la actualidad, Discos Fuentes ha sido extender la calidad y detalle que disponía Antonio a su compañía.
La historia resalta un catálogo de 60.000 canciones (más canciones que personas en el Estadio Atanasio de Girardot lleno). El reto actual es digitalizar y llevar este gran compendio de ritmos, letras y poesía bailable, a las nuevas plataformas, curar su catálogo y posicionarse dentro del streaming con playlist como la hecha con Codiscos, su eterno rival que hoy en día es un amigo que abrazar en tiempos de códigos binarios.
Llevar su historia a pixeles y bites, es un reto que se gozan, para permitirle a las nuevas generaciones cantar desde sus dispositivos y mientras bailan con sus familiares en diciembre y todo el año, estrofas como: “Cuando llegan las horas de la tarde. Que me encuentro tan solo y muy lejos de ti. Me provoca volve' a los guayabales de aquellos sabanales donde te conocí”.